"Vault-Tec"

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27 de mayo de 2077
Estados Unidos de América
8:30 A.M.
Era un día común como todos, el sol brillaba, y pintaba como un día agradable.
Mi hijo Shaun, de menos de un año de edad estaba en su cuna.
Yo estaba rasurándome, y cuando terminé me dirigí hacia mi esposa Rose, y empezamos a charlar de un par de cosas.
De pronto el robot Charlie me llamó por qué Shaun no dejaba de llorar.
Fui a su cuna y lo calmé, le giré su juguete rotatorio con cohetes espaciales colgando de él.
Alguien tocó a la puerta.
Era un agente de "Vault - Tec".
"Muy buenos días, señor." -Dijo el agente
"Vengo a darles una excelente noticia a usted y a su familia."
"Adelante." -Dije yo con cautela.
"¡Han sido pre-seleccionados para entrar en la bóveda local!, como nuestro país está en guerra no podemos permitirnos que la gente muera a causa de una explosión nuclear."
"¡Claro!" -Dije yo.
"Solo ponga sus datos aquí y el número de personas que va a entrar a la bóveda."
Completé los datos y el agente se marchó sonriente.
"Gracias por cuidarnos a mí y a Shaun, cariño." -Dijo Rose.
"Haré lo que sea para mantenerlos a ustedes dos a salvo."
Y seguí tomando mi café en mi habitación.
Charlie me llamó con un tono de preocupación y ansiedad.
"Venga a ver esto señor Leonardo."
Fui un poco apresurado, cuando llegué, Rose y Charlie estaban muy atentos al televisor.
"Buenas tardes." -Dijo el presentador
"Les queremos informar a todos los ciudadanos que estamos en alerta roja, diríjase lo más pronto posible a la bóveda local, y haga lo que se le pida por los agentes de Vault-Tec, gracias y conserve la calma.
Alerta roja."
Y la transmisión se acabó.
Rose fue lo más rápido que pudo por Shaun y salí de la casa junto con ella.
Estaba bastante nervioso, las sirenas empezaron a sonar y daban un sentimiento de ansiedad y preocupación.
Corrimos junto con toda la gente hasta que llegamos a la bóveda.
Habían unos hombres con armas y grandes armaduras de metal. Las llamaban "armaduras de poder".
Corrimos hasta la cima y había unos agentes de Vault-Tec.
En eso se ví el enorme hongo nuclear a lo lejós y se dirigía rápidamente hacia nosotros.
En eso, el elevador se sumergió en la tierra y llegamos a la bóveda.
"Bienvenidos a su nuevo hogar" decía una carpa enorme.



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