Esa noche fuimos a la fiesta y debí admitir que todo fue, relativamente normal.
Jace estuvo como siempre, dolorosamente dulce con Maeve, por que él siempre fue así con ella, doloroso para mi, romántico para ella. Pero esta vez, Alonso estaba conmigo. Y Dios, doy gracias a que él estuviera allí para que yo no pase, nuevamente esa incomodidad de estar sola, mientras Jace vuelve a ser él chico que respeta a Maeve y se siente seguro por el amor que siente por ella.
Alonso me sacó a bailar, lo hacía bastante bien, y fue bastante divertido. Además aparecieron por ahí Haley Tju y unos amigos suyos. Dylan O'Brien y Jack Griffo. Primero subió Martín Garrix, que se convirtió en un gran amigo y compañero para Jace en este mundo de la electrónica. Jace terminó su presentación a las tres de la mañana. Nos quedamos como una hora más y Alonso y yo regresamos al hotel mientras Jace y Maeve se quedaron un rato más.
El domingo nos dedicamos a disfrutarlo en el hotel, jugamos mucho a Grand Theft Auto y luego empecé a prepararme para volver a New York.
Las semanas pasaron, y Jace ya no tuvo ningún ataque raro de celos, (de alguna manera sentí un poco de decepción por ello) pero cada vez me gustaba más la compañía de Alonso. Con el me sentía bien, todo era correcto y estábamos tan en sintonía que a veces ya ni hacía falta que dijéramos lo que pensábamos, porque el otro ya lo sabía.
Luego Jace empezó a tomar más trabajo de presentaciones, conciertos, sesiones de fotos que de costumbre. Estaba peleando muy constantemente con Maeve y eso no era muy común en ellos. Jace realmente odiaba pelear con ella. En esos cuatro años que llevaban juntos, solo se habían separado unas dos veces, y fueron como por cinco o seis meses como mucho. Y aunque me causa cierto dolor por mí, me duele más por él. Yo sé, y estoy consciente que el amor que se profanan es prácticamente irrompible.
-¿Donde estás?- Preguntó Jace ni bien conteste el teléfono celular.
-Uff ehhh. Hola Norman ¿Como estás?- Dije irónicamente.
El río del otro lado.
-Buenas tardes Señorita ____ ¿como está usted está noche? Me alegro mucho de escuchar vuestra voz madame, ya que no la he estado viendo por, más o menos, tres días, y nunca la encuentro por teléfono, y no regresas las llamadas. Creo que es mas fácil contactar con el presidente que con vuestra merced.-
-Deja de ser payaso cerebro de consola. Te envié un WhatsApp diciéndote que estaba muy ocupada y que lo sentía.- Dije sentándome al borde del escenario resoplando y alcanzando mi botella de agua.
-Lo sé, pero me gusta hacerte sentir culpable. Te oyes cansada y estás respirando fuerte Nani, ¿Que estabas...? OH DIOS MÍO.- Dijo con voz falsamente sorprendido.- No me digas que he interrumpido algún acto para mayores de edad protagonizado por Alonso y tú.-
-Jace, estás loco. Deja de decir esas cosas, por Dios. No todo en esta vida es sexo Norman.- Dije sonriendo por su tonto comentario y porque estaba viendo a Alonso viniendo hacía mí, con una rosa roja en la mano.
-No, pero ed importante chica. Y lo sabes. Pero no sé porque presiento que con Alonso, el sexo ha de pasar, como, a décimo cuarto lugar. Digo, cuando eres estirado, el misionero siempre está presente y eso hace que el sexo pierda un buen lugar en la lista.-
dijo
-¡JACE!-
El suelta una carcajada por mi reproche.
-¿Donde estás? Necesito verte ¿sabes? He tenido días duros, y necesito a cierta gruñona a quien molestar, te echo de menos y....-
Y mientras Jace me decía en el teléfono que me necesitaba, Alonso se sentó detrás de mí y coloco sus piernas a mis costados de manera que descansara mi espalda en su pecho. Me abrazó y puso la delicada y bella rosa en mi mano mientras me daba dulces besos en el cuello. Los dos estábamos sudados y pegajosos por ensayar el musical que estrenaríamos la otra semana, pero no nos importó. En el teatro, ya todo el mundo estaba acostumbrado a esta clase de muestra de cariño entre Jaime y yo. El todavía no me había pedido que sea su novia oficialmente. Pero la verdad tampoco es que yo esperara con demasiada ansia esas palabras, de todos modos, somos dos adultos y esas son palabras de sobra, lo nuestro está yendo bastante en serio, y aunque no habíamos llegado al sexo, me gustaba este camino que estábamos tomando juntos. Sentía que por fin alguien que no era Jace, estaba tomando mi corazón.
-¿Nani? ¿me estás escuchando?-pregunto otra vez Jace, ya que no le respondí al instante.
-sí, si te oigo. Disculpa.- Dije poniéndole atención otra vez.
-Oye si de verdad estás muy ocupada puedo llamarte en otro momento, o.. ¿Nos vemos en tu casa luego?- Dijo
-Amm esta noche llegaré muy tarde ¿te parece si voy mañana a tu casa?- Dije
-De acuerdo- Bufó. -Mañana entonces. Te quiero-
-yo también. Nos vemos.- Dije y colgué.
-sabes. No sé porque, pero últimamente ya no me siento amenazado por él como al principio.- confesó Alonso.
-¿Te sentías amenazado por Jace?- Pregunté riendo.-eso es tonto.- Dije
-Claro que no. Yo sabía lo que tu sentías por él, y tenía mucho miedo que no pudieras estar conmigo siendo todavía muy amiga de alguien a quien amas. Pero me has demostrado que realmente querías darte una oportunidad de ser feliz, y mira, estabas hablando normalmente con el mientras yo estaba contigo, no me apartaste ni te sentiste incomoda. Eso es lo que hoy hace que ya no me sienta amenazado por Jace. Tienes mucha seguridad en ti misma, en lo que buscas y en lo que quieres y lo consigues. Y eso es lo que más me gusta en una mujer ____, eso es lo que más me gusta de ti.-
Me quedé mirando a Alonso y no sabía que decir, este chico ha sido maravilloso conmigo estos últimos tiempos , ha soportado ver mi incomodidad y mi dolor al ver a Jace y Maeve juntos, ha llevado mi mirada a sus ojos amorosos para que vea que yo también tenía a alguien que me quería y me ha enseñado, sin darse cuenta que también puedo volver a querer.
Es increíble como las oportunidades están frente a ti y cuando te das cuenta te preguntas ¿Por qué perdí tanto tiempo? O simplemente cuando te diste cuenta, esa oportunidad ya se fue.
Realmente estaba sintiendo que Alonso era mi oportunidad de amar, y no quería perderlo.
Aunque muy dentro mío yo sabía, que aún amaba a Jace, y que jamás amaría tanto a nadie como lo amaba a él.
