Capitulo Uno: Recuerdos

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Me desperté sudando con el corazón latiendo muy aceleradamente por ese sueño que acababa de tener.

Aunque más que un sueño fue un horrible recuerdo de aquel inolvidable día que cambió mi vida y mi forma de ser.

Mire hacia todos lados para que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad y observar que mis compañeras seguian dormidas.

Con cuidado baje de mi cama, intentando no hacer ruido.

Tiré de la manta y me la puse en los hombros para protegerme del frio que hacia afuera.

Abrí la puerta y me apresuré en salir fuera de la habitación.

A pesar de estar demaciado abrigada, el frío hizo que temblara con tan solo poner un pie afuera, no pude evitar abrazarme a mi misma, mire hacia ambos lados procurando que no haya nadie y comence a caminar por el frío césped.

Crucé el campo de entrenamiento, para asi evitar que me vieran los guardias de seguridad que habia en la entrada.

Al llegar al edificio donde se hospedaban los trabajadores, me paré bajo la ultima ventana y comenzé a arrojar piedrecitas que daban pequeños golpes pero lo suficientemente fuertes como para que sonasen pero no como para romper el cristal.

De repente se escucho un golpe seco, y una mujer de pelo moreno con unas cuantas canas grisaceas se asomó por la ventana.

¡Alex! ¿Qué haces fuera de tu cabaña?

Judith, no puedo dormir y...- La mire fingiendo inocencia.

Quieres subir a la terraza ¿verdad?- Preguntó con voz demaciado cansada y yo asentí -Venga pasa, con cuidado no quiero que te rompas algo.

Gracias- le dije y ella se hizo a un lado para darme paso a mi.

Me sostuve de un ladrillo que sobresalía del muro e impulsandome, escale dos metros hasta llegar a la ventana y logre entrar por ella.

Judith me dió la mano para que pudiera entrar y luego cerró la ventana.

Debes de dejar de hacer estas cosas- dijo amenazandome.

¿Quién es Judith? - se escuchó una voz a mis espaldas.

Hola Oscar- susurré al hombre de pelo gris que salia de su habitacion aun dormido.

Ahh, hola pequeña ¿a la terraza?- dijo con una sonrisa cómplice.

Asentí.

Bueno, siento haberlos molestado e incomodado una noche más- me despedí de ellos con un beso y abrí la pequeña puerta de su apartamento.

Sabes que no nos molestas Alex- dijo Oscar con su cariño habitual.

Buenas noches cariño, y ten en cuenta que tienes que volver a la cabaña antes de las seis- me dijo Judith con cara de advertencia.

Siempre tan maternal ella.

No tienes porque preocuparte, adiós- susurré cerrando la puerta detras de mí.

AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora