Cuando creía que todo era un cuento de hadas que nuestros padres nos contaban, sinceras sonrisas nos salían, ahora sus cuentos son farsas y la verdad es todavía mejor de lo que nos muestran. Recuerdo de antaño que solía correr por prados verdes y tropezar, también recuerdo la cara de mi padre al intentar hacerme sonreír y lo conseguía, eramos felices juntos, los tres con una gran sonrisa y algo por lo que no separarnos.
Hace algún tiempo un nuevo miembro se unió a la familia, haciendo que yo quedara en un segundo puesto, los ojos de todos estaban clavados en ella, un chica de ojos verdes y pelo castaño, era preciosa, con talento y un arte de hacer que todos se rindieran a sus pies. Solo podía observar y poco más, pero eso no le bastó e intento que me fuera, tenía envidia de ella, de mi hermana pequeña, porque ella era diferente a mi, era especial.
Llego el momento en que no se sentía bien con ella misma y yo permanecí a su lado mientras que antes solo estaba por detrás, uno no sabe cuando las cosas van cambiar, cuando el destino se te cruza por el medio y destruye todo lo que has creado y lo cambia. Uno espera la aceptación de los demás como un deseo insaciable de la existencia humana. Mi hermana tiene 16 años y esta sufriendo el olvido de mis padres, yo en cambio permanezco a su lado apoyándola y haciéndola reír como la forma correcta de su aceptación.
Unos meses atrás Layla, así llamada mi hermana, dio a conocer que no estaba conforme con su cuerpo, que no se se sentía ella, mis padres pensaron que se trataba de su físico y propusieron una cirugía plástica, lo cual ella se negó, y lo explico:
-Mamá, papá no quiero ninguna cirugía, hace unos días os lo comente, no solo con vosotros si no con Sam, lo he hablado y lo he entendido, no me siento a gusto conmigo misma porque este no es mi cuerpo, es el equivocado, yo en realidad tendría que a ver nacido hombre y no mujer...yo- en ese momento fue cortada por los gritos de mi padre el cual no asimilaba aquellas palabras que mi hermana mejor dicho mi hermano les había comunicado.
-Esto es una broma, deja de decir estupideces Layla!- estallo mi padre enfadado, alarmando a mi madre y tras de ella yo.
-Papá, no me llames Layla es un nombre de chica y yo soy un chico.
-Eres una chica, mira tu cuerpo, mira tus fracciones, eres un mujer en toda regla.
-¡Papá! Soy hombre atrapado en el cuerpo de una mujer.
-No quiero oírte, vete a tu habitación y no causes daños que luego no puedas reparar- no dejo que hablara, simplemente la echó de la sala sin oírla.
Ahora soy su único apoyo y eso me hace la intermediaria.
-¿Sam que puedo hacer ahora?
-Creo que deberías ir buscando tu identidad, tu nombre real.
Asintió con la cabeza, nos quedamos en silencio mientras pensaba su auténtico nombre.
-Dann.