Capítulo Dos.

6.2K 160 4
                                    

A ______ se le encogió el estómago. Dirigió la mirada hacia la puerta y dio un paso atrás de modo inconsciente. ¿Se trataría de algún truco? A lo mejor el sujeto estaba allí fuera esperando para secuestrarla.

Como si le hubiera leído el pensamiento, la voz continuó:

—No es ningún truco. No estoy esperándote fuera. Deja puesta la cadena de la puerta y echa un vistazo. He dejado algo para ti.

______ se mordió el labio inferior y caminó hasta el recibidor, para echar una ojeada por la mirilla. No había nadie. Aunque eso no significaba nada, porque podía haberse colocado fuera del ángulo de visión.

—Vamos, __________. Mira —la animó la voz.

Corrió el pestillo y abrió la puerta sin quitar la cadena. En su felpudo había un sobre grande de color marrón que ______ trató de coger pasando el brazo por la rendija, pero era demasiado estrecha.

—Vamos, ________, no tengo toda la noche.

Irritada, _____ se volvió para mirar el teléfono. Lo de llamarla _____ empeoraba aún más las cosas.

______ era el nombre que usaban su madre, su jefa y su ginecóloga, así que todas las connotaciones ligadas a él eran negativas.

En un arrebato, _______ retiró la cadena, abrió la puerta, cogió el sobre y luego cerró dando un portazo tan fuerte que hizo vibrar el marco.

—Buena chica. Ahora, ¿por qué no te preparas una copa antes de abrir el sobre? Volveré a llamarte dentro de un rato.

El tono del teléfono sustituyó a la voz. ______ se quedó mirando el aparato, horrorizada.

¿Cómo sabía él que ella había abierto la puerta y recogido el sobre? ¿Es que estaba en aquella misma habitación y la observaba a través de la cámara de un móvil? «¡Dios bendito!, a lo mejor debería llamar a la policía.»

______ atravesó la habitación tambaleándose hasta dar con una silla en la que se dejó caer. Si llamaba a la policía, ¿qué les diría? No, debía pensárselo primero. Tenía que sacar el maldito telescopio del balcón.

Necesitaba… un trago. Se levantó y fue hasta el pequeño carrito metálico y de cristal que hacía las veces de mueble bar. Cogió la primera botella que encontró: Baileys irlandés.

Con la bebida en una mano y el sobre en la otra, fue hasta la cocina a por un vaso. Vertió en él, temblorosa, la crema de whisky y fijó la mirada en el sobre, que había depositado en la encimera de mármol; era de aspecto normal, tamaño folio, y traía una sola solapilla. No había nada escrito en él, ni siquiera su nombre.

Después de haberle dado un buen sorbo al Baileys, abrió el sobre, del que cayeron, de repente, unas fotografías sujetas con una goma elástica. ______ las recogió del suelo, quitó la goma y fue pasando las fotos una a una al tiempo que aumentaba su irritación: eran imágenes de su balcón, que alguien había tomado con un teleobjetivo y ajustando la exposición a una luz de baja intensidad. Quien estuviera tras la cámara se había situado en alguna parte al otro lado de la calle y por encima del sexto piso, porque las había disparado desde arriba.

En todas las instantáneas aparecían claramente ______ y el telescopio. A ella se la veía mirando entre las cortinas, sacando el instrumento al balcón o ajustando las lentes, y resultaba bastante obvio que no apuntaba a la noche estrellada porque el tubo estaba en posición casi paralela al suelo. Horrorizada, se vio en imágenes en las que se tocaba el pecho mientras espiaba e incluso con las manos por dentro de los pantalones mientras se masturbaba. En su contrato había una cláusula de moralidad, de modo que, aunque no la detuvieran, aquellas fotos bastarían para que la despidieran e, incluso, le quitaran la licencia de trabajadora social.

Chica Mala || Adaptación {Justin Bieber y tú} || Original Bad Girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora