El estruendo de los escombros que llovian sobre el techo de la cápsula me despertaron de mi ensoñacion.
Por debajo del vidrio reforzado del ojo de buey se podían observar los bloques de concreto del Palacio de Justicia hundirse en el lago. Los ataques dirigidos por la Alianza Oriental se habian recrudecido a cada hora. Solo la cuarta parte de la población civil de Alaska contaba con las cápsulas de salvaguarda, como era de esperarse muchos murieron en la primera ronda de bombardeos. Asi, nos habíamos quedado enterrados bajo las toneladas de escombro, mi familia había sobrevivido a la calamidad y aquello era lo que mas agradecía en aquel momento.
-Psst, Adam. Ey, ¿sigues ahí?- removi a mi hermano mayor que estaba acurrucado en los costales de acampar. Silencio. -¡Adam!, ¡Despierta!-
-¿Que quieres, Thimo?- contesto finalmente.
-¿Donde esta madre y Marie? Y aun mas importante, ¿donde esta tu esposa?- lo último que recordaba tras nuestro ingreso a la capsula era cuando sellaba las escotillas y encendía los generadores sin siquiera mirar a donde iban los demás.
-Deben estar en la otra habitación, genio. Anda ve a molestarlas y déjame dormir.- tras esto se envolvió en las mantas y quedo profundamente dormido.
Con cuidado de hacer el menor ruido posible me separe del ojo de buey mientras una nueva explosión sacudía la noche e iluminaba el cielo. Recorrí el camino hacia el área común y al doblar el recodo percibí los zumbidos inconfundibles de los celulares. Vaya, todo se destruye pero los celulares tienen batería y señal. Seguí andando por el pasillo hasta la puerta circular de la habitación de las mujeres, llame tres veces hasta que Marie se digno a abrirla y dejarme entrar. Marie es mi hermana pequeña, tiene 16 años y a decir verdad es muy guapa: su cabello azul claro resalta sus facciones ángulosas, ojos verdes y una altura considerable hacen de mi hermana una chica hermosa. Dentro de la habitación veo también a mi madre, acurrucada contra la pared y cubierta por una frazada de terciopelo y a la esposa de Adam, Gene , tendida sobre el suelo, dormida.
-Tim, ¿como luce todo allá afuera?- pregunta Marie sorpresivamente.
-Digamos que no hay lugar para nosotros ya en la superficie, los bombardeos han dado en el blanco.- camino hacia ella.- ¿Estas preocupada por Joan? - Joan es su novio y estaba en platicas con madre para la eventual unión con mi hermana.
-¡Por supuesto, Thimoteus!- su tono de voz trasluce desesperación.- ¿Que acaso no estas preocupado por nadie ahí fuera?-.
Vaya que sí. No me había puesto a pensar en las personas que conocía ni en como estarían.
-Ajá, pilluelo, ¿quien es, Tim? Vamos dímelo- me mira entornando los ojos.
-Me parece que no es asunto tuyo, Marie. ¿Quieres venir a la superficie? Tenia planeado salir solo pero aquí estas tu.- le dirijo una mirada inquisidora pues sé que ella no desafiara las reglas que madre puso en el refugio. - Anda vamos, ¿acaso no quieres ver a Joan?
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