Day 1: Sal de la Capsula

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Marie se quedo pasmada por mi ofrecimiento, pero no tardo mucho en ese estado. Rápidamente asintió con resolución.

-Por supuesto que quiero verlo, ya lo he llamado y parece que esta bien. ¿Que crees que debería llevar a allá arriba?- se me quedo mirando como si con ello todas las respuestas fueran a acudir a su mente. 

-¿Me ves cara de experto en supervivencia? Pues lleva lo que creas conveniente para moverte rápido y para protegerte, digo, ¿no?- le contesto con una mueca, las posibilidades de ser atacado justo ahora en El Exterior son casi nulas, con todo destruido y los pocos supervivientes (tomando en cuenta el escalofriante dato que casi ninguna familia tenia las capsulas) merodeando por ahí seria como ir a una tienda sin dependientes pero con todo revuelto.

-Vale, nos vemos en la Salida en 30, Tim. Será mejor que lleves esa pistola tuya allá arriba, no quisiera sorpresas que no se puedan tratar con balas- la última parte lo menciono con una mirada de zozobra y girándose en redondo echo a correr rumbo a la habitación de las mujeres.

Rápidamente me puse en marcha, recolectando provisiones, munición y sobre todo buscando mi pistola, ¿donde diablos pudo haber quedado? Hasta donde recuerdo la llevaba en el momento en que... ¡Diablos! Se me cayó al final del corredor de la casa en que estaba la trampilla de la cápsula.

Estas si son malas noticias, con los dardos de la ballesta de Adam podría bastar pero solo hay 24 en el carcaj, por otro lado ni Marie ni yo sabemos como usar esa cosa; ¿la solución? Uno: arrastrar a Adam con nosotros y Dos: llevarnos la ballesta solo para intimidar. Vamos, seamos realistas, Adam jamás pondría un pie donde Gene no lo indique, además Gene es tan dura de convencer que bien podría iniciar ella misma un concurso de "Convenciendo a Gene de Algo" y probablemente nadie lo ganaría.
Eso nos deja la opción numero 2, llevarnos la ballesta para intimidar a quién se nos acerque...eso funcionara si el otro tipo no tiene idea de que no sabemos usar el arma y que no traiga un arma.

Nos estamos jugando todo en esta excursión, ¿de verdad Joan lo merece? ¿Poner nuestras vidas en peligro para ir a rescatar a ese niño de papá? Lastima que Marie ya se ha enterado que él esta bien, de lo contrario no solo hubiera rechazado mi oferta, si no que hasta hubiera conseguido que me encadenarán para que yo no saliera.

Voy a la Sala de Almacenamiento por la ballesta, la encuentro apoyada en la pared de la izquierda cargada y con el carcaj sobre ella, la tomo y salgo sigilosamente... Okay quizá salir corriendo con una ballesta de 2 kilogramos de peso con un carcaj lleno de virotes de acero que repiquetean no es lo mas sigiloso que alguien pueda encontrar, mucho más si le añadimos el hecho que Adam esta a tres pasos de mí, bloqueandome el pasillo hacia la Salida.

-¿A dónde llevas eso, Thimoteus Michelangelo Hess?- me mira con una furia acerada. Se acerca y me arrebata el carcaj de las manos. Demonios,  debió haber escuchado lo que hable con Marie.

-Responde, Thimoteus; o ahora mismo llamaré a madre para que se lo expliques a ella.- me empuja contra la pared con fuerza, apretándome el pecho para que no me zafe. - Vamos, responde.-

Me suelto de su mano con un empujón. - ¿A ti que te importa lo que haga o deje de hacer, Adam? Para empezar, ¿que diablos haces aquí? Tu deberías estar en tu propia casa, no aquí. ¡Tienes mas de 20 años y sigues en casa de madre!- lo miro furioso, y espero a ver que tiene que decirme. Me estoy desquitando todo mi enojo con él - . Además esta el hecho que esa ballesta es de padre, la tuya esta destrozada. Así que devuelvemela y quítate de mi camino. Ahora.

La travesía de los Hess Donde viven las historias. Descúbrelo ahora