Rendirme ... Jamas.

Debilidad.

Después de un mes y medio de clases, me adapte perfectamente a mi nueva escuela y compañeros. Reestructure mi confianza hacia mi y me otorgue la oportunidad de soltarme mas con mis compañeros. Para entonces ya contaba con un considerable grupo de amigos y me sentía muy cómoda con ellos, trate de seleccionar las personas adecuadas para mi nuevo rumbo de vida y que aportaran algo hacia mi. Durante todo este tiempo no logre quitarle los ojos de encima a ese muchacho que llamo mi atención el primer día. Aprovechaba los momentos que estaba sola para observarlo, no me sentía como acosadora, pero creo que llegue a un ligero exceso.
Al llegar octubre, la relación con mi salón ya era confiable, hablaba con todos y las primeras calificaciones fueron favorables para mis propósitos. Para entonces, se convirtió en la temporada de caza, todos y todas buscaban el amor. Mis compañeras comentaban hacerca de un chico llamado "Paul", al mirarlo, solo veía en el un niño engreído con un alto ego enriquecido por todas esas niñas que ven solo lo exterior. Tal vez, me causaba tanto asco, por que el para mi significaba un reflejo de lo que fui alguna vez. No pudo falta la pregunta que trate de evitar por algún tiempo
-Y si no te gusta el, quien te gusta?
Por un tiempo trate de converserme que solo era una simple atracción, pero comencé a notar lo nerviosa que me ponía el solo verlo, lo emocionada que me encontraba al verlo pasar por la ventana, lo mucho que me gustaba su sonrisa y lo sexis que eran sus ojos.
Cuando acepte lo mucho que el me gustaba, me tope con la dura realidad que me bajo de golpe de la montaña rusa en la que me encontraba. Mi madre me había prohibido tener novio, y para entender este miedo, debo explicar lo errática e impulsiva que es.