breves relatos.

La sonrisa.

Y entonces me sonrió.

De esas sonrisas que no tienen ningún fin en particular, que son totalmente sinceras, te roban la respiración y detienen el tiempo.

Sus cuatro dientes delanteros estaban perfectamente alineados, mientras los colmillos estaban ligeramente hacia el frente y se asomaban sutilmente por fuera de su labio inferior. Sus labios eran especiales, diferentes; su labio superior era delgado pero al mismo tiempo carnoso, y el inferior era delgado para ser inferior, pero seguía siendo carnoso, labios invitantes, preciosos. Tenía una mirada adormilada, que delataba que había permanecido despierto una buena parte de la noche anterior. Sus cejas, pobladas y negras se levantaron al sonreír. Su cabello tenía esas "beach waves", negro intenso y precioso. Su cuerpo era diferente al de los chicos en las portadas de las revistas, moreno pero perfectamente moldeado. El siempre tensaba sus brazos para que las venas y los músculos en ellos se resaltaran; esta no era la excepción. Tenía los pies abiertos al nivel de los hombros con las piernas bien estiradas, bajo jeans gastados.

Cuando intenté devolverle la sonrisa, ya había apartado la vista.