s e i s

201 28 0
                                    

Al terminar el castigo, nos retiramos el salón.

Ella tropezó por sus tacos y la ayude a levantarse, sin poder evitar notar que se le subió la falda.

Sus mejillas se volvieron rosadas.

-Gracias. -Susurro, y luego me guiño el ojo. Su voz es simplemente preciosa. 

Ella tiene que ser mía. 

Suspire, iba a lograrlo. 


pastel girlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora