CAPÍTULO 3

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-Hemos llegado, señor

Anunció el chofer a través del cristal que separa la cabina del conductor del resto de la limosina.

-¿Lista?

-Si

Preparada para lo que venía, se dispuso  bajar del auto, cuando la puerta junto a ella se abre, y el amigable y mayor chofer, le tiende la mano para ayudarla a salir del auto. A penas estuvo fuera, enfrentando a todo el bullicio de decenas de personas hablando animadamente, tuvo nuevamente el brazo de Collin, rodeando su cintura.

-Prefiero que no hagas eso, es un gesto demasiado íntimo –protestó con discreción.

-Entonces toma mi brazo –ofreció para no caer en una discusión, sabía que se estaba aprovechando de la situación.

-Puedo ir yo sola

-Claro que no, hemos venido juntos, no lo discutas, toma mi brazo y punto.

Una vez más le ofreció el brazo, el que a regañadientes aceptó. Entrelazados y con su mejor rostro, Collin caminó hasta la entrada del salón, dio su nombre y enseguida le indicaron cual sería su mesa.

  En recepción, comenzaron los saludos a desconocidos, una hora completa hablando de sus diversas empresas, negocios, números, lo cual hacía feliz a Caroline, a eso había ido, lo disfrutaba, aunque a su lado Collin, parecía a ratos más y más malhumorado.

Tras una lujosa cena, en un hermoso salón decorado de manera invernal, con hermosos arreglos blancos en el centro de cada mesa, todos se dirigieron al siguiente salón, en el que una orquesta tocaba y muchos seguían con sus conversaciones de negocios, intentando capturar peces gordos.

-Collin, necesito ir al tocador

Anunció Caroline, con discreción, para que solo él la escuchara.

-Dame 5 minutos y te acompaño

-No es necesario, puedes soltar mi brazo, no necesito chaperón

-Regresa pronto –le advirtió muy serio

-Claro, donde más iba a ir...

Aliviada de tener un minuto para ella, fue hasta el tocador, se refrescó el rostro y retocó su maquillaje. Frente al espejo un par de mujeres hacían lo mismo, pero al acabar la tarea se retiraron, todas, menos una hermosa rubia de ojos azules.

-Hola –saludó mirándola a través del espejo

-Buenas noches –saludó Caroline, con educación

-Vienes con Collin, los he visto toda la noche juntos –comenta con un extraño tono

-Hemos venido juntos, así tiene que ser, ¿no te parece? –pregunta alzando una ceja, curiosa por lo que tenga para decirle.

-Claro, me preguntaba si me permites un momento con el

-¿Cómo dices? –pregunta confundida.

-A solas, está claro que han venido con el mismo objetivo, "negocios", lo que quiere decir que no están juntos, y yo no quiero hacer negocios con él, precisamente

-Oh, está bien, ve entonces...

Señaló la salida, con la mano, algo incómoda con lo directa que estaba siendo esta extraña.

-Gracias, por cierto, ese vestido te queda como anillo al dedo

Con un guiño la entusiasta rubia desconocida desapareció del interior del tocador, dejando a Caroline sintiéndose como una idiota, ¿Por qué le importaba tanto que ella se acercara a Collin? No lo comprendía, pero tampoco tenía derecho alguno a interferir, por lo que tomando su bolso, salió de ese lugar que tan extraño le comenzaba a parecer, y decidió ir por una copa de algo más que champagne.

Solo una noche...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora