CAPÍTULO 4

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La mañana del lunes, Collin llegó muy temprano a la oficina, esperaba poder hablar con Caroline, antes que ella comenzara a ignorarlo, sabía que eso era lo que haría, después de todo es consciente que lo merecía.

Durante todo el fin de semana pensó en lo ocurrido el viernes por la noche, no se arrepentía de haberlo hecho, aunque reconoce que estuvo mal, pero su determinación a obtener lo que quiere era mucho más fuerte que su sensatez.

   7:40am, como todo día lunes, Caroline, ingresó al área de descanso, en esta sala se encontraban los sofás, un par de mesas, una gran pantalla y las máquinas de café, dispuestas en una barra a lo largo de una de las paredes, justo junto a la puerta que daba a la pequeña cocina. Como es usual, fue por su café con leche, lo preparó con tranquilidad, aún no eran las 8am, y esperaba poder evitar a Collin, no quería tener que hablar de lo sucedido, pero como no, al dar media vuelta, se encontró con él.

-Buenos días, Caroline

Saludó con cautela, observándola con cuidado desde la entrada.

-Buenos días, señor Dermoth
-Caroline ¿podemos hablar?

Se acercó a ella con preocupación, ella estaba extraña esa mañana, algo en su rostro no encajaba, no estaba ese brillo de tranquilidad en su rostro, y enseguida se culpó por ello.

-Claro, señor ¿algún inconveniente?

Pregunta ignorando su ceño fruncido y su mirada de preocupación, ella conocía muy bien esa mirada, la había visto antes.

-Caroline, sabes perfectamente de lo que quiero hablarte
-Temas personales, no –le advirtió tomando distancia
-Caroline, deja de hacer eso
-No voy a hablar de esa... ¡Estupidez! Ahora, si no es mucha molestia ¿Puedo comenzar a trabajar?

Fría como el hielo, le lanzó una amenazadora mirada, seguía ofendida, de eso no había duda.

-Quiero mi "Sí", no me importa darte el doble de tu salario, tenlo presente

Dejándola con la palabra en la boca, dio media vuelta, de regreso a su oficina, su malhumor había llegado.
   Furiosa con su actitud, Caroline regresó a su oficina y comenzó con su trabajo. Dos hora más tarde, estaba discutiendo con Carlos, el jefe de recursos humanos.

-Ya no voy a permitir que sigas cubriéndolos, no están enfermos, tienen resaca, es la sexta vez en dos meses, ya conoces las reglas, después de dos lunes podemos despedirlos, ya han faltado 3 y el resto son retrasos, te lo advertí, te dije que hablaras con ellos, incluso que buscaras candidatos, pero no hiciste nada.
-Estás exagerando, son jóvenes, no han matado a nadie.
-Vaya criterio el tuyo, con mayor razón, son jóvenes, no deberían llegar tarde, en ellos no hay un pelo de responsabilidad, en los meses que llevan en la empresa no han hecho una sola hora extra, no sirven.
-¿Que quieres que haga?
-¿Tú qué crees?
-No puedo despedirlos –le advierte como si no fuera su trabajo
-Claro que lo harás, en una hora a mas tardar quiero que me envíes las cartas, para que el señor Dermoth, las firme
-Pero... –intenta protestar
-No te preocupes, asumo toda la responsabilidad, ahora haz tu trabajo, quiero hechos, mañana comienza con las entrevistas, no voy a dejar pasar un solo día, ¿está claro?
-Si, Caroline
-Carlos, no quiero tener problemas contigo, pero tienes que tener presente que si permitimos este tipo de comportamiento, todos se creerán en el derecho de hacer lo mismo
-Lo sé, se que tienes razón, no te preocupes
-Una hora

Siguiendo con su malhumor, su día no mejoró, ese lunes parecía que todo le molestaba, eso incluía a Collin.

6 de la tarde finalmente recibió las cartas de despido que necesitaban la firma del señor Dermoth, ocasionando una nueva discusión entre ellos.

Solo una noche...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora