CAPÍTULO 5

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Aliviado de tenerla sentada a su lado, Collin se tomó todo el tiempo del mundo para observarla. Miraba por la ventanilla todo cuanto dejaban a su paso, sus manos jugueteaban con los broches de su bolso, su respiración estaba un pelín acelerada, podía leer la incomodidad en su rostro, y no la culpaba, había sido todo lo directo que jamás fue, se caracterizaba por tomarse las cosas con calma, siempre cuando se trataba de chicas, no le importaban las burlas de sus amigos, el no era superficial, se comprometía con lo que hacía, se relacionaba, y eso a sus amigos los sacaba de quicio.

En un acto de afecto, decidió que lo que necesitaba para calmarse era algo de contacto, por lo que entrelazó los dedos con los de ella, acariciándola con pequeños círculos de su pulgar. Caroline, pasó de la ventana a contemplar sus manos unidas, todo en un conciliador pero tenso silencio, pues ahora que estaban en contacto, querían un poco más.

A penas el chofer detuvo el auto en su lugar habitual, en el estacionamiento subterráneo del edificio, se bajó y los dejo en privado, siguiendo al pie de la letra las instrucciones que Collin le había dado.

Sin saber qué hacer ahora, en el silencio del auto, Caroline, intentó soltar su mano del tierno agarre de Collin, pero solo consiguió que lo intensificara, no deseaba soltarla. Y ella no se atrevía a mirar esos seductores ojos, no se atrevía a preguntar qué pasaría ahora, le resultaba un poco embarazoso ¿Cómo le preguntas a un extraño donde quiere hacerlo?.

-¿Caroline?

-... ¿Si? –susurró sobresaltada

-¿Por qué estas tan nerviosa? –frunció su preocupado ceño

-...Somos extraños, los extraños no hacen estos... acuerdos

-Hemos trabajado ya 9 meses juntos, está más que claro que nos conocemos, ¿no crees?

-Pero no sabes nada de mí... -insistió

-Eso no es cierto, ponme a prueba

Ofreció dispuesto a hacerla sentir cómoda con lo que estaban a punto de hacer.

-Esto es una...

-Te encanta tener tu café con leche todas las mañanas –la interrumpió

-¿Qué?

-Lo bebes con stevia, evitas el azúcar

-No es sana

-Odias que no te miren a los ojos cuando se dirigen a ti, me encanta eso de ti. Odias la irresponsabilidad, no eres una chica de vinos -le sonríe al recordar su "almuerzo" juntos-. Adoras tu trabajo, eres muy responsable, ordenada y adorable

-Me has estado observando... -susurró para sí misma

-Eres hermosa, necesitas escucharlo más a menudo

-Eso es... inapropiado...

-Acércate a mí

Pidió ignorando su comentario, ella nerviosa no consiguió moverse de su lugar, por lo que Collin tomó la iniciativa, y la jaló haciendo que se estrellara contra su pecho, sus rostros ahora estaban tentadoramente cerca.

-Bésame –pidió Collin, con la voz cargada de deseo


Nerviosa observó esos ojos, esos oscuros ojos con las pupilas completamente dilatadas, tomando una pequeña bocanada de aire, lentamente se acercó hasta el, chocó sus labios con los de Collin, esperando que nuevamente tomar la iniciativa, pero él esperaba a que ella hiciera el próximo movimiento.

Tragando saliva ruidosamente y turnando su mirada entre esos increíbles ojos y esos labios semi ocultos por su barba. Depósito un pequeño beso, se detuvo, lo observó a los ojos, y fue por otro y otro, y ya no se volvió a separar, dándole un lento y cuidadoso beso, que acabó cuando sintió como la mano de Collin recorría su espalda en dirección a su trasero

-No te detengas, más fuerte, demuéstrame que no te estoy obligando, por favor

Susurró él, conteniendo la respiración.

-Tomé mi decisión, no me estás obligando a...

Fue interrumpida por el brusco choque de los labios de Collin, hambriento, succionó el labio inferior de Caroline, al tiempo que la apretaba contra su cuerpo, estaba excitado, y se lo hizo notar. Se besaron intensamente, hasta que el chirrido de un auto entrando al estacionamiento los sacó de su burbuja.
Caroline, fue la primera en apartarse, luego Collin, quien de un salto bajó del auto y lo rodeó hasta abrirle la puerta y prácticamente jalarla fuera. Las prisas por continuar con aquello lo llevaron a correr hasta el ascensor, con Caroline de la mano, haciendo eco con sus tacones por todo el estacionamiento.

En el interior del elevador se mantuvieron uno frente al otro, mirándose a los ojos con deseo, impaciencia y expectación.

Al oír la campanilla que les anunciaba que habían llegado a su piso, Collin salió de inmediato, no así Caroline, quien solo lo observó pensativa, seguía debatiéndose si estaba bien lo que hacía. Por un lado lo deseaba, de eso ya no tenía dudas, sexo, sólo era sexo, y no había tenido nada de eso en una temporada.

Solo una noche...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora