El instituto había ido como siempre. Volvimos a casa con Erika porque había olvidado unas cosas.
Estábamos en mi habitación, sentadas en la cama, conversando.
Yo observaba sus labios hablar y reír, y entonces no me resistí.
Estábamos sentadas muy juntas, por lo que sólo tuve que mover mi cabeza un par de centímetros y sus labios se pegaron a los míos.
Eran increíblemente suaves. Al principio la besé con timidez, pero al ver que ella no me rechazaba, sino que acompañaba el beso, me animé un poco más.
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Night | Lesbian
RomansaNoches de lectura y el descubrimiento de una orientación sexual diferente.