Prisionera

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Mi día a día es algo normal: voy a clase en la universidad y estudio ciencias ocultas (para los que no sepáis qué es, se estudia acerca del mundo espiritual, fantasmas y cosas paranormales). Me levanto, como (porque tengo clase por la tarde-noche, desde las 19 hasta las 23 horas), me visto y me voy escuchando One ok rock, Krewella, Vocaloid, Miyano Mamoru, Skillet, Linkin Park y Evanescence.

En el metro, la gente se me queda mirando como si fuese un bicho raro hasta que me encuentro con Gorson. No sé porqué, pero él tiene un tipo de aura que asusta y aleja a los demás, y, aún así, me cae bien.

- ''¿Qué tal todo? ¿La carrera bien, la vas ganando?'' - siempre hace comentarios chistosos, pero hoy no me hacen reír.

- ''Si con ir ganando la carrera te refieres a ir aprobando mientras alejo, golpeo y decapito a los demás... sí, voy ganando'' - digo con cara aburrida.

- ''Ah, ¡qué bien! Me alegro'' - me sonríe con cara de gato.

Eso es lo que más odio de él, le dices cualquier sarcasmo y sale con cosas así, aunque... es el único que me aguanta y que está conmigo. Bah, dejando eso a un lado, es un pesado muy molesto.

- ''Así que te gusta que mate a mis compañeros para ganar... qué bien *sarcasmo*''

- ''Claro, y más si ganas tú y necesitas un premio'' - me sonríe de una forma insinuante que no me gusta - ''Ah, ya estamos en tu facultad'' - es cierto, y no me había dado cuenta.

- ''Bueno, no vengas a buscarme luego, ¿eh?'' - no sé porqué siempre viene hasta aquí si su facultad está al otro lado.

- ''Claro que vendré a buscarte, tesoro, no hace falta que supliques'' - sale corriendo y mueve la mano de lado a lado - ''¡Luego nos vemos!'' - veo como se va.

¿Por qué a mi? Siempre viene a buscarme después aunque le diga que no lo haga y sale con eso. ¡Es horrible!

Las clases son interesantes como siempre y ningún profesor me pregunta ni me mira. Salgo y todos se apartan de mi camino, eso es lo único que me gusta de ser la más rara. Levanto la cabeza y veo a Gorson. Voy corriendo hacia él y, sin pararme, continúo andando.

- ''¡Hey! ¡Espera! ¡Dadlam, no me hagas lo mismo de siempre!'' - se pone a mi lado y avanzo más deprisa.

- ''Por tu culpa no puedo volver tranquila a casa''

- ''Yo no te obligo a ir tan rápido '' - me guiña un ojo.

- ''¡Cállate! Eres muy molesto, ¿lo sabías?'' - ¿Por qué siempre me pongo tan borde con él? Es la única persona que tengo en este mundo que me aprecie un poco - ''... Perdona, ¿eh? Solo estoy cansada'' - digo apartando la mirada.

- ''¿Qué? No te he oído bien'' - se acerca a mi tirando de su oreja.

- ''¡Te digo que lo siento! ¡¿Me has oído bien ahora?!'' - digo cogiendo su oreja. Se agacha mientras se tapa el lado izquierdo de la cabeza y me mira con cara de cachorrito desde el suelo.

- ''No hacía falta que me gritases'' - sin querer mirarle, continúo andando.

Volvemos a casa y él me acompaña hasta la puerta.

- ''Bueno, ya te puedes ir, ya he llegado. Buenas noches, envía un mensaje cuando llegues y duerme bien'' - abro la puerta y él entra - ''¿Qué haces? ¡Vete!''

- ''Hoy estabas sola en casa, ¿cierto? Voy a dormir aquí''

- ''¡¿Y quién te lo ha pedido?!'' - le empujo de los hombros.

- ''Aunque seas rara y atractiva para mi gusto, no te voy a hacer nada, si es lo que temes''

- ''Solo temo matarte mientras duermo'' - es porque tengo unos extraños poderes que salen cuando estoy dormida.

- ''Vamos, no me harás daño'' - me coge en brazos y sube las escaleras - ''Abre la puerta'' - me pone de pie.

Entro y se queda en la puerta.

- ''¿Vas a quedarte ahí?''

- ''Pensaba que no querías que me quedase...'' - me sonríe.

- ''Anda... pasa... pero no te pongas demasiado cómodo...'' - entra y se tumba en el sillón - ''... o haz lo que te dé la gana...'' - se levanta y se acerca a mi - ''¿Qué pasa?'' - se acerca cada vez más a mi cara y veo su boca a milímetros de la mía. Noto la encimera en mi cadera y se aleja - ''¡¿A qué ha venido eso?!'' - veo que tiene una bolsa de patatas en la mano.

- ''Has dicho que hiciese lo que quisiera, ¿no? Pues me muero de hambre. ¿Quieres?'' - me acerca la bolsa.

- ''¿Y no podrías haberlas pedido?''

- ''Es que me gusta tu expresión cuando te sientes indefensa. ¿De verdad pensaste que te haría algo? ¿Tan poco confías en mi?''

- ''Eres un...'' - paro de hablar y entro en mi habitación para ponerme el pijama.

Salgo un rato después para lavarme los dientes y, cuando salgo, veo a Gorson dormido. Saco una manta de la habitación de mis padres y le tapo.

- ''No sabía que te preocupabas por mi'' - tiene un ojo abierto.

- ''Después de todo me haces compañía, así que no voy a dejar que te resfríes, así no tendré que cuidar de ti luego. Cállate y duerme'' - se acomoda y cierra los ojos.

- ''Duerme bien''

Voy a mi cama y me duermo minutos después. Noto algo a mi alrededor, pero no le hago caso. Entonces veo a una mujer muy parecida a mi: tiene el pelo negro y muy largo, los ojos rojos y la piel blanca. Pero no tiene presencia, y además tiene algo roto en la espalda, parecen unas alas arrancadas.

- "¿Qué haces aquí? ¡¡Tienes que despertar!!" - me da un golpe y caigo al suelo inconsciente.

Me despierto y noto que la cama está cayendo, como si el suelo se estuviese derritiendo. Me levanto y me alejo. Me doy la vuelta y miro la cama, que ya no está. En su lugar hay un monstruo que parece un demonio con varios brazos que parece fiero. Me coge con uno de sus brazos y abre una boca con tres filas de dientes. Grito y escucho la puerta.

- "¡Dadlam! ¿Estás bien?"

- "¡Vete, no necesito tu ayuda!"

- "¡¡Ni de coña!!"

Escucho un quejido del monstruo y caigo, pero unos brazos me cogen y todo se vuelve negro mientras siento un mareo. Eso solo me pasa cuando viajo. Miro a mi alrededor y está todo negro. Intento encontrar una salida, pero no puedo moverme más de un paso en cada dirección. Golpeo las paredes mientras grito.

De Otro MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora