9/9/2015
El calor sigue siendo persistente, tanto que me obligo a levantarme de la cama aún siendo temprano, por lo que decido que es hora de empezar con el ejercicio que llevaba semanas posponiendo.
Me enfundo en unos pantalones deportivos cortos, una vieja camiseta y busco las deportivas. No tardo más de veinte minutos en salir de casa y lo primero que hago es tomar una profunda bocanada, sujetar mi pelo rubio en una coleta y tras un pequeño calentamiento comienzo a trotar.Hacía mucho tiempo que no realizaba alguna actividad física, y en estos momentos lo estoy notando pero aún así me propongo llegar hasta el único parque de la pequeña ciudad. El verano ha acabado, y los turistas atraídos por nuestras playas, habían desaparecido dejando la ciudad casi desierta.
Al llegar a mi destino, me concedo unos minutos de descanso antes de volver a casa y prepararme para el primer día de mi último año de instituto, y si todo salia bien, el último año encerrada en este pueblo, el cual ya no me puede ofrecer nada.
Cuando regreso a casa puedo comprobar que ya hay movimiento. Un olor a café recién hecho llega hasta mis fosas nasales por lo que voy directa a la cocina, dónde encuentro a mi madre preparando unas tostadas.
- Buenos días mamá - saludo a la vez que intento apropiarme de una tostada de mermelada. Mi madre me da una mirada de desaprobación.
- No sé para qué haces deporte, si a la primera de cambio te pones a comer - me reprocha.
Sé que estoy poniendo los ojos en blanco, acostumbrada a esos comentarios típicos en mi madre, por lo que antes de que vuelva a reprocharme, salgo corriendo por las escaleras con el objetivo de darme una merecida ducha y arreglarme para el primer día de clases.
Intento ponerme en contacto con Leo, mi mejor amiga, para que me recoja en su moto, pero no recibo contestación alguna por lo que debo de darme prisa en vestirme si quiero llegar a tiempo andando.
Aliso la falda que he decidido ponerme mientras me despido de mi familia y me pongo en marcha, deseando que el año pase rápido.Llego a las puertas del instituto con cinco minutos de margen, por lo que me doy una palmada imaginaria en la espalda. Empiezo a saludar algunas caras conocidas y sonreír a mis compañeros de clase.
- ¡Val!
No hace falta darme la vuelta para saber quien grita mi nombre, lo único que hago es quedarme donde estoy y esperar a que unos abrazos me tomen por la espalda.
- Hola chico guapo - saludo al moreno que ahora se encuentra delante.
Hugo me sonríe mostrando su sonrisa característica. Él es uno de mis mejores amigos desde que entré en este instituto. Le pregunto qué tal le fue por la capital, ya que se había marchado con su grupo de música en busca de una oportunidad.
- joyita, te lo prometo, estuvimos a punto de conseguirlo pero el idiota de Andrés nos dejó tirados unas horas antes del gran concierto - contesta mientras se quita la chaqueta dejando descubierto los tatuajes de su brazo derecho, algo que hace que varias chicas se queden mirando a mi amigo.
- Sois muy buenos, seguro que en seguida encontráis otra oportunidad. Solamente seguir tocando como hasta ahora - respondo totalmente convencida.
Hugo asiente y murmura algo de encontrar un nuevo guitarrista que sustituya Andrés cuando llegamos a la puerta de nuestra clase.
- ¡Por fin llegáis! - grita desde el fondo de la clase Sergio, otro de mis amigos más cercanos.
Observo en primera fila como mis dos amigos se abrazan y se gritan que se han echado de menos, algo imposible pues ayer por la noche estuvieron jugando a videojuegos.
Le doy dos besos y puedo reconocer su colonia a la perfección. Una vez que nos sentamos observo como de distintos somos entre nosotros, Hugo con su pelo negro largo, tatuajes y los pantalones más ajustados que cualquiera que se encuentre en mi armario, da la imagen del típico adolescente que va de malo y se lleva a cualquier chica con un guiño de ojos, pero no es así, está tan sumergido en hacer funcionar la banda que olvida que existe un regimiento de chicas deseosas de estar con él aunque sea por una noche, claramente no es un santo pero no es como la gente piensa, sin embargo Sergio no pierde el tiempo, debajo de esas camisas y colonia cara se encuentra un rompecorazones, él sabe utilizar su cara de niño. Después estoy yo, que me catalogo como la más normal, mi pelo rubio destaca entre mis amigos, pero es lo único que me hace especial y por último esta Leo...- Oye, ¿habéis visto a Leo? - pregunto a los chicos quienes están discutiendo ahora por algo.
Los dos niegan con la cabeza pero no dan más importancia, pues Leo no es una persona puntual y vuelven a involucrarse en un debate absurdo, haciéndoles parecer dos personas que realmente se odian. Son como un autentico matrimonio.
- Hola Valeria, ¿qué tal el verano? - la voz aguda de una de las chicas de mi clase me sorprende. Raramente no la he visto por el pueblo en todo el verano pero sigue igual que siempre. Sonrío de forma amplia antes de contestar.
- Normal, como otro cualquiera ¿y tú?
Cuando me quiero dar cuenta, otras tres chicas se han unido a la conversación con ganas de contarme que tal les fue por Barcelona, aunque realmente prefiero llamar a Leo o hablar con los chicos, sigo sin problema la conversación mostrando un interés excesivo y sin perder la sonrisa sin ningún esfuerzo pues es como mi madre me ha enseñado actuar.
Cuando entra nuestro tutor de este año, cada uno vuelve a su sitio. Hugo y Sergio están sentados juntos sin embargo a mi lado está el asiento vacío de mi mejor amiga, que aparece unos minutos más tarde.
Sonrío al verla entrar sin prisas, como si realmente fuéramos nosotros quienes hubiéramos llegado antes de tiempo y ella a la hora. Masculla una excusa muy mala y se deja caer en el asiento continuo omitiendo el comentario de nuestro tutor sobre la puntualidad.
Sonrío y ella me guiña un ojo antes de besar mi mejilla como saludo.Ahora si doy por iniciado el nuevo curso.

ESTÁS LEYENDO
La chica de oro
Teen Fiction¿Valeria Martín? Ella es una persona dulce, alegre, buena estudiante y excelente amiga. No tiene prejuicios y ante todo, cree en el amor, pero Valeria no se ve así misma como alguien merecedora de ello, no es perfecta y eso cada vez le va hundiendo...