Capítulo 2 EL SECRETO DE LA MINA, ENTRENANDO A UN CABALLERO

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Alasthor regresó a su choza, donde estaban sus pertenencias. Al continuar despierto tenía tiempo de sobra. Tomaría en cuenta el consejo del viejo; desconcertado miró su espada brillante y fulgurosa, que bien podía despertar la codicia, tenerla podía costarle la vida, no pensaba deshacerse de ella.

Por seguridad cubrió el arma con cuero marrón oscuro, para ocultar sus exuberantes joyas y el oro que relucían en el mango. Lo único que permaneció al descubierto fue el pomo, ese mismo que fuese esculpido en dos mitades, con sumo cuidado, en fino oro blanco que podía pasar por metal corriente. Arrancó de su armadura fina los escudos de oro (de la cual solo quedaban el peto, el espaldar y las hombreras), los guardó por si acaso requería utilizar oro en un futuro.

El autoproclamado caballero no se quedaría ni un segundo sin indagar sobre el misterio de la mina.Durante el resto de la noche su cabeza divagó entre miles de suposiciones sin llegar a un dictamen acertado, al menos no hasta entrar, sabía que algo le aguardaba dentro.

Casi llegando el alba pretendió volver a escabullirse. Esperó con paciencia a que todos durmieran profundamente, para volver a echar un vistazo y tal vez adentrarse.

Salió con precaución y sigilo. La mina estaba vigilada por cinco guardias. El maestro Folk presintió que Alasthor volvería: ¡era tan predecible! Al ver su intento frustrado el joven regresó decepcionado a la cama. No se daría por vencido, esperaría hasta el siguiente día para poder descubrir el secreto.

Sashi durmió como una roca y no se enteró de nada de lo ocurrido la noche anterior, así resultó mejor para Alasthor. Que ella ignorara su identidad lo mantenía a salvo.

Ante la llegada del Sol la mayoría de los habitantes se alistaba para comenzar el día. Preparar el desayuno era la primera actividad. Sashi repartía en la mesa a los diferentes pupilos del maestro Folk el preciado primer plato. Uno por uno sirvió los deliciosos alimentos. Solo faltaban dos de ellos, Alasthor quien aún no despertaba y Sheniel, el joven que se hallaba herido por no superar la prueba final de graduación en la mina.

Sheniel es un joven de reluciente cabellera negra que le cubre la oreja; tez blanca, ojos castaños, ligeros brotes de barba alrededor de su mentón. Hábil en el manejo del arco. Hasta ahora es el único arquero que ha sido entrenado con honores por el maestro Folk. Su carácter antiderrota lo hace único; jamás se da por vencido ante nada, es capaz de intentar el mismo reto más de mil veces antes que abandonarlo. Agradable y certero, con una vista perfecta; su puntería resulta infalible, aun así sus doce tentativas para alcanzar esta meta han sido inútiles. Algo grande aguarda por él.

Dos sillas vacías saltaron a la vista del maestro Folk. Rápidamente pensó en una solución. Interrumpió a la pelirosa y no le permitió tocar ningún alimento de su rico desayuno.

-Sashi, levantad a Alasthor -supuso que dormía; le habían informado que merodeaba la mina a altas horas de la noche-, y llevadle el desayuno a Sheniel, ese joven terminó tan herido que requerirá más fuerzas para continuar.

-Sí, maestro -ella depositó lo necesario en una bandeja. Antes de partir fue interrumpida.

-No olvidéis traer de la aldea los alimentos, las especias y el ungüento de curaciones -el viejo le arrojó un saquito con monedas que Sashi atrapó con una mano.

El maestro odiaba salir de su fortaleza; cada vez que lo hacia una multitud de personas se abalanzaba sobre él suplicando por una oportunidad de ser entrenadas. No había más que problemas. Era feliz enclaustrado en su fortaleza.

Saga: Leyendas De Espadas. Libro 1: Alasthor, el Príncipe MalditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora