Capítulo 3

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-Eesstoo, yyo. Me tengo que ir, perdón. - digo nerviosa mientras me levanto y me voy corriendo del chiringuito.

¿Por qué me he puesto tan nerviosa? Pensarán que estoy loca. Pero en estos momentos me da igual lo que piensen. Ha sido como encontrarme con mi pasado, y es demasiado difícil para mí. Y trabaja en el mismo Hotel que yo.

- ¡Mierda! - grito para mí.

Oigo unos pasos que se acercan. Me giro y me encuentro con Noa. ¿Qué hace aquí, siguiéndome?

-Sam espera. - dice con dificultad por la carrera que se ha dado.

- ¿Qué haces aquí? - pregunto con voz cortante.

-Es que no entiendo que ha pasado, ¿conocías a Leo? - ya está a mi lado, andamos de vuelta a mi ático.

-No, no, es solo que…no sé qué ha pasado, no puedo explicártelo.

-Tu reacción ha sido un tanto “rara”. ¿Qué tal si vamos tú y yo a otro bar e intentas explicarme que pasa por tu cabecita morena? - parece preocupado.

-No lo entenderías, es una historia muy larga. - digo con tristeza.

-Déjame intentarlo. - le miro y tiene una sonrisa de ánimo en la cara.

Seguimos sentados en los taburetes de la barra del bar que está debajo de mi casa cuatro cervezas después. Noa ha conseguido hacerme reír de verdad, pero sigo sin fiarme de él. Hemos hablado de cosas triviales. Sus padres se divorciaron hace siete años, su padre es alcohólico y su mad lo aguantó más tiempo. Él vivía con su madre, hasta hace más o menos un año, que vino de vacaciones a Ciutadella con un amigo y se quedó. También es de Salamanca, que casualidad. Yo le he contado que vengo de una familia grande, con muchos primos y tíos, lo cual me encanta. Tener una familia así hace que todas las fiestas sean muy divertidas. Noa es el camarero del Hotel en el que trabajamos. Cuando vino con su amigo de vacaciones se hospedaron en el Hotel Ciuta, y le gustó tanto que terminó trabajando allí.

-Creo que debería irme a casa, no podré aguantar ni una cerveza más. - digo un poco borracha.

- ¿En serio, no aguantas más? Eres un muermo de chica. - se burla de mí.

-No quiero terminar vomitándote encima. - lo digo en serio.

- ¡Pero si me has escupido antes toda la cerveza en la camiseta! Además, mañana tenemos todo el día para recuperarnos. - qué razón tiene.

-Perdón por lo de antes, casi me ahogo, casualidad que estabas justo delante cuando se me salió toda la cerveza de la boca. - digo riéndome.

- ¿Fue casualidad que ocurriese justo cuando viste a Leo?

Mi cara cambia por completo, no puedo evitarlo. Sin decir nada cojo mi bolso, dejo 10€ encima de la barra y me marcho sin hacer caso a Noa cuando me llama.

¿Por qué me siento así solo con oír su nombre? ¡Ni siquiera le conozco! Tengo que cambiar el chip o no podré ir a trabajar a gusto. Entro en el ático y no me apetece ni lavarme la cara. Voy directa a mi cuarto y me tiro en la cama. Me quedo dormida en cuestión de segundos.

Al día siguiente me despierto con los ojos pegados por el rímel, ¡mierda! No volveré a meterme en la cama sin desmaquillarme. Me da todo vueltas y tengo un dolor de cabeza del tamaño de Godzilla. ¿Qué es lo peor de emborrachase? La resaca. Siempre te dices que no volverás a beber, que no compensa, pero terminas cogiéndote una borrachera mayor que la anterior. Creo que voy a hacer el oso por un día, voy a meterme en la cama a hibernar y olvidarme del mundo hasta mañana. Me levanto solo para ir al baño y prepararme un sándwich para comer.

Años, centímetros y besos. (Saga Sam, Parte 1) [Ya En Físico]Where stories live. Discover now