Capítulo 6

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-Bienvenida al Eat&Drink. –dijo aquella mujer estrechándome la mano.

Observé a la pequeña mujer que tenía delante.

-Gracias. –le respondí. ¿Cuál era su nombre?

Ella me sonrió con gesto afable.

-Iré a buscarte un uniforme. –dijo antes de darse la vuelta y desaparecer en la cocina del local.

Suspiré y me miré las manos.

Aquel no era mi trabajo soñado y el sueldo no era nada del otro mundo, pero tampoco estaba en condiciones de ir exigiendo cosas. Necesitaba dinero urgentemente. Aunque me negase a reconocerlo, no podía negar que no me sacaba de la cabeza la apuesta con Megan. Ni siquiera había perdido y ya sentía que le debía el dinero. Mi encuentro esa mañana con el supuesto ninfómano me había dejado incluso más preocupada. No parecía un chico especial. Eso sólo me hizo inquietarme más. ¿Tan malo era vivir con él al lado?

-Creo que esta te servirá. –dijo Mandy en frente de mí, sacándome de mis pensamientos.

Observé el trozo de tela que me ofrecía. La miré como si le hubiese salido un tercer ojo en la cara de repente.

-No lo dice en serio. –respondí. –Esto me está pequeño.

Una sonrisa pícara apareció en el rostro de la anciana.

-De eso se trata, jovencita.

Volví a mirar la minúscula camiseta. Recorrí con la mirada el local y noté que todas las camareras llevaban una igual.

-Las demás chicas no la llevan varias tallas más pequeñas. –dije.

Mandy siguió mi mirada y ladeó la cabeza.

-Cierto. –reconoció. –Pero ninguna tiene esas.

Su dedo señaló mi pecho. Fruncí el ceño y la miré seria.

-No te lo tomes a mal, chica, pero esto es un negocio y sé algo de marketing. –se defendió. –Vas a atraer a mucha clientela.

La observé en silencio.

-Si piensa utilizarme de reclamo para bestias, quiero un incentivo en mi sueldo. –le respondí.

Mandy me observó seria. Hasta entonces no fui consciente de hablaba con una verdadera empresaria, y no con una abuelita apacible.

-De acuerdo. –aceptó. –Pero tendrás que ponerte eso. –señaló la camiseta. –Y hacer lo que te pida.

Mi ceño se frunció de nuevo y apreté los labios.

-Tranquila, que no te pediré que bailes desnuda. –añadió divertida.

Volví a mirar la camiseta. Un poco más de dinero no me vendría nada mal pero utilizar mi cuerpo para ello...

-Trato hecho.

Si la naturaleza me había dado ese cuerpo, sería por algo. Ya que tenía que mantenerlo, sacaría provecho de él.

-Genial. Empiezas mañana. Abrimos a las ocho. –esperó hasta que asentí para despedirse. –Vuelvo al trabajo.

Observé como la mujer desaparecía de nuevo en la cocina. Suspiré y me pasé una mano por el cabello.

-Hola. –dijo una voz femenina a mi lado. –Me llamo Susan.

La chica era una joven de mi edad. Su pelo negro estaba recogido en una larga cola de caballo y llevaba los labios pintados de un color rosa pálido. Era algo más baja que yo y estaba más delgada.

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⏰ Última actualización: Jan 30, 2017 ⏰

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