Día 3

122 4 1
                                    

Nunca he sido de pensar en exceso las cosas,soy una chica fiel a sus impulsos lo que me lleva a meter la pata hasta el fondo o bien a acertar sobremanera con cualquier cosa.
Aunque últimamente tengo la sensación de que algo va mal, algo ocurre, y cuando digo algo así, suelo dar en el clavo.
Me levanto de la cama tras haber aporreado el despertador las cinco veces que ha sonado torturándome con su maldito pitido si pudiera dejaba el tuto,pero paso de escuchar a la plasta de mi madre,así que voy,por narices.

Me miro al espejo,y me veo rara,pero en fin me pongo lo que pillo y salgo por la puerta sin más.

Cuando llego a clase no veo a Ruben y eso me preocupa,no es normal en él faltar y mira que le he dicho veces de fugarnos,cuando me reúno con Julia me pregunta por él y le cuento lo sucedido ayer por la tarde (negando rotundamente que el hecho de quedar fuera para comprar su regalo,aun así, sospecha)

En medio de mi explicación un sonido poco común por esta zona del edificio me interrumpe.

-Wuuuuuuau tía ¿Has visto que tacones? ¿Y que bolso? ¿De que marca será? Madre mía que vestidazo - Si no para ya voy a pensar que mi mejor amiga se ha cambiado de bando.

Observo a la despampanante mujer que cruza los pasillos abriendo bocas a su paso,me fijo más a fondo,examinando las facciones de su rostro joven,pero maduro a la vez cuando de repente,me viene alguien familiar a la cabeza.

-La madre de Ruben - Le digo a Julia.
-¿Qué? ¿Estás segura? Si aparenta veinte y pocos más - Me dice sin poder dejar de observar su modelito.
-Que si tía mirale la cara,es igual. - Le digo,tengo un mal presentimiento.
-Ni idea,¿vamos a preguntarle por Ruben? - Pregunta,aunque me fijo en que el destino de la mujer es el despacho del director así que decido no interrumpir lo que quiera que tenga que hacer.
-No tía, luego le llamo o intentaré conseguir su número fijo - Respondo a mi amiga,aunque algo,muy en el fondo,me preocupa.

Julia ha tenido la fantástica idea de ir de compras aunque tiene tres armarios llenos de modelitos perfectos para lucir o simplemente quemarlos (creerme, podría permitirse renovar su vestuario de arriba a abajo) pero en fin, decido acompañarla.

Tras dos horas de insoportable sufrimiento haciendo de guardaespaldas de la futura heredera de pijolandia,por fin encuentra algo que ponerse,y le ruego salir de ahí a toda velocidad.

- ¿Dónde estabas? - Joder,no he soltado ni las llaves aún.
- Por ahí mamá,además ¿Desde cuando te importa lo que yo haga? - Le digo,ya no me importa nada,ni siquiera lo que digo con tal de que me deje tranquila,solo pido eso.
- Desde que eres mi hija,¿Te parece poco? -Esto es increíble.
- Ah venga ya ¿Ahora soy tu hija? A buenas horas ¿Estabas ocupada tirándote a otro tíos y por eso no has tenido tiempo de ocuparte de mi y de tu familia? - Estaba tardando en salir el rencor...
- ¡¡¿¿QUÉ??!! Marta te exijo respeto - "Exijo" que bonito queda eso.

Le hago el mismo caso que le haría a un tonto: ninguno.
Ya en mi habitación sigo escuchándola hablar sola sobre lo mala que es su hija y sobre lo mal que se porta.
En fin,me encierro en mis pensamientos y me quedo dormida al rato.

Ahora O NuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora