Capítulo 6: Por fin de vuelta.

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NARRADOR NEUTRO:

Llegaron al hospital con la respiración  alterada, más por lo que estaba a punto de pasar que por la carrera hasta allí.

Doc ya se había lavado las manos y puesto los guantes. Jared movía con cuidado el frágil cuerpecillo, como si tuviera miedo de romperla, para que Doc pudiera acceder fácilmente a su nuca. Jamie cogió uno de los cuadraditos de seda del tarro del Sin Dolor y, con mucho cuidado, se lo puso en la boca a la muchacha antes de darle un poco de agua para que lo tragara. El cuerpo, inerte sin una conciencia que lo guiara, tragó en un acto reflejo. Entonces todos miraron a Doc preocupados por si estaba despertando ahora.

-Tranquilos-murmuró el médico-, solo es un acto reflejo. Ya no despertará.

Toda la habitación suspiro. Entonces Ian se fijó en la cantidad de gente que había agrupada cerca de una de las paredes. Trudy, Geoffrey , Heath, Paige, Andy, la antigua sanadora, Heidi, Lily, Jeb, Kyle, Sol e incluso Brandt estaban allí; con los rostros cargados de esperanza y deseando ver de nuevo a la amiga que un día creyeron su enemiga. Ian supuso, por el modo en que Jeb estaba apoyado en su escopeta, que había tenido que arrinconarlos allí por las malas para dejar trabajar a los demás.
Con cuidado depositó el criotanque junto al cuerpo y esperó pacientemente a que Doc le dijera que podía abrirlo, que había llegado el momento. Antes de que comenzara dijo con voz ronca.

-Tened todos claro que no os dejaré tocar a Wanda. A ninguno.

Jamie gruñó y quiso protestar, pero una mira de Melanie bastó para acallarle. La tensión era palpable. Doc sintió como el pulso le temblaba por primera vez en su vida, pero realizo un corte perfecto sobre la cicatriz del cuerpo.

Ian estaba conmocionado, en sus manos estaba Wanderer, la real. Con su diminuto cuerpo plateado cubierto de cabellos resplandecientes. Se movía ligeramente, casi parecía bailar. Era suave y cálida. En ese momento era pura, perfecta. Ella sola, sin Melanie interrumpiendo, sin los celos de Jared, sin Jamie, pobre, revoloteando continuamente a su alrededor. Estaban ellos solos. En el mundo solo existían Ian y Wanda, nadie más. No había resistencia humana ni invasión alienígena, el mundo no estaba en guerra y la supervivencia de la raza humana no peligraba. Todo era perfecto. 

Pero como todo lo bueno es efímero, Ian recordó las palabras de Wanda cuando el accidente con las almas fallecidas. Con mimo la acercó a la abertura en cuello de la muchacha y la contempló entrar ella sola. El hombre se quedó inmóvil, mirando fijamente hasta que el último resplandor del alma humana desapareció en las profundidades de aquel cuerpo. Entonces, mientras Doc se afanaba en cerrar la herida, Ian miró por primera vez el nuevo rostro de Wanda. Era absolutamente perfecta, con la piel pálida y el cabello dorado. Era como si el sol y la luna hubieran tenido una hija. Era una estrella, e incluso más bonita que eso. Era Wanderer, su Wanderer. 

Los minutos pasaron y Wanda no daba señales de vida. Ian, en total silencio, estaba visiblemente nervioso.

-Dale tiempo-intentó tranquilizarle Mel-, estas cosas llevan cierto tiempo. Tiene que aprender a usar ese nuevo cuerpo. Despertará, no te preocupes. 

-¿Cómo es?-preguntó Ian-. Lo del cuerpo nuevo y todo eso.

-Lo primero que Wanda experimentará será el último recuerdo de Pet, no es violento como lo fue el mío, no te preocupes. Luego es... confuso. No reconocerá el cuerpo como suyo y estará confusa por lo que fue antes y lo que es ahora. Pero estará bien. 

Ian asintió y, con las nuevas y diminutas manos de Wanda entre las suyas, esperó. Una hora más tarde la respiración de la muchacha se alteró y sus dedos se contrajeron contra las manos del hombre. Todo el mundo comenzó a apelotonarse en torno al catre. En primera fila Ian, Mel con el criotanque de Pet, Jared agarrado a esta y Jamie. Los labios de Wanderer se entreabrieron y un emocionadísimo Jamie preguntó:

-¿Wanda? ¿Puedes oírme, Wanda?

Ella pareció responder pero no abrió los ojos. Melanie se inclinó sobre ella y le susurró:

-Wanda, vuelve, no vamos a dejar que te vayas.

De nuevo pareció escucharlos, pero no se movió lo más mínimo. Mandy, la sanadora, les aconsejó usar el Despertador, el cual Doc roció sobre su rostro. Cada vez parecía más despierta, pero seguía sin abrir los ojos. Ian, que hasta entonces la emoción había dejado sin habla, dijo:

-¿Wanderer? Te estamos esperando cariño

Y esta vez, al fin, Wanda abrió los ojos. Miró hacia el cielo a través de uno de los agujeros de techo y pareció quedar decepcionada con lo que vio. Ian, casi con miedo de romperla, de que se esfumara en cualquier instante o de despertarse y romper la magia, le puso la mano en el rostro con dulzura. Ella se giró y le miró directamente a los ojos. Debió de ver algo bueno en ellos porque sus labios se curvaron ligeramente hacia arriba y la decepción se borró de su cara. Entonces habló:

-¿Ian? Ian, ¿dónde estoy? ¿Quién soy?

A él le costó un segundo responder por el simple hecho de que la primera palabra que había salido de sus nuevos labios había sido su nombre. Sólo quería estrecharla entre sus brazos. 

-Eres tú-le contestó-. Y estás en el lugar adonde perteneces.

El resto de la historia ya la conocéis. 


Nota de la autora: Antes de nada perdón si lo que dicen los personajes no coincide con las versiones de otros países. He sido fiel a la traducción al español de España, básicamente porque es la única versión del libro que tengo. Este no es el fin de este fanfic, como ya dije. Me faltan un Post-Epílogo del libro original, y dos o tres capítulos más. Algo cortito, sobre como les irá la vida a Ian, Wanda, Mel... Y también al toda la raza humana en general. Nos os daré más la chapa. Os quiero mil y no os olvidéis de comentar que os ha parecido. Besos <3.


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⏰ Última actualización: Apr 22, 2016 ⏰

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The host, Cuando Wanda dormíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora