Capítulo 5: El definitivo.

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Narra Jared:

Conducía tan rápido como me lo permitía esta vieja tartana que Jeb se empeñaba en llamar camioneta. Jamie miraba constantemente a nuestro al rededor. Como si esperara ver aparecer en mitad de las noche los faros de los buscadores en cualquier momento, supongo que así era. Melanie, en la parte trasera de la camioneta, comprobaba cada pocos minutos las constantes vitales del cuerpo.

-¿Cómo va el cuerpo, Mel?-pregunté.

-Se llama Pet-gruño ella-, y está demasiado quieta, me preocupa.

-Es muy pequeña-dijo Jamie-, y Jared puso cloroformo en el trapo como si no hubiese un mañana. Aun tardará en despertar.

Me sorprendía lo calmado que estaba el chico. En otras expediciones se había puesto de los nervios, había pasado los viajes de vuelta preguntando si aquellas almas se despertarían. Pero esta vez estaba totalmente tranquilo desde el momento en el que arranqué el coche con la minúscula chica inconsciente en la parte trasera. No dudaba de que hacer, ni decir. Realmente estaba seguro de su elección.

-Bueno-musitó Mel-, espero que Pet sea la única ahí dentro esta vez. A Wanda le sentará muy bien ese cuerpo, muy acorde con su personalidad.

-Además-añadí-, ese aspecto tan dulce nos será muy útil. Nadie desconfiará de ella en las expediciones.

Jamie sonrío de oreja a oreja. Y yo desvié la camioneta fuera de la carretera, para comenzar el último trayecto hasta las cuevas.

Narra Ian.

Era un día extrañamente tranquilo en las cuevas, daba la sensación de algo grande estaba a punto de suceder. O quizá solo me lo pareciera a mí. Por primera vez en varios días me estaban dejando en paz. Jeb apenas se acerco a saludarme y Doc no había salido en todo el día del hospital. Solo, por fin. Pero nunca estaba solo, siempre estaba con Wanda, aunque ella estuviera en el criotanque, estaba conmigo. La echaba de menos.

Kyle entró en la cocina, yo estaba apartado en el mostrador más arrinconado, con Sol colgada de él,como ya era costumbre. Mi hermano parecía bastante confuso cuando le acariciaba el pelo o cuando ella le abrazada. «Se acostumbrará» pensé, «les irá bien».

No podía decir lo mismo de mí. No sabía que esperar de Wanderer cuando despertara, las promesas que me había hecho resonaban aún en mis oídos y quería creerlas. Deseaba poder aferrarme a ellas como a un clavo ardiendo, eran mi última esperanza. Pero saber que ella estaba tan cerca de mí, su cápsula estaba en mi regazo, sin poder verla, hablar con ella y sin poder esperar que ella me respondiera. Eso me partía el alma. Sus palabras ahora me parecían lejanas, como si de un sueño se tratase.

Y entonces Jamie y Jared entraron en la cocina. Los que querían a Wanda, Lily, Jeb y hasta mi hermano, se acercaron a preguntar por el cuerpo: «¿Cómo es? ¿Es el definitivo? ¿Cuándo vais a instalar a Wanda?». Los que la odiaban simplemente fingieron que nadie había entrado. Yo solo los miré un momento antes de irme. No quería oír las respuestas de aquellas preguntas. No quería comenzar a crearme esperanzas sobre lo pronto que Wanderer volvería a estar conmigo, pues todas las veces anteriores habían sido esperanzas vanas y porque tampoco sabía que esperar de Wanda cuando despertara. 

NARRA MELANIE:

En parte me siento mal. Sé que no debería desear que el frágil cuerpecillo que yacía en el catre del hospital no despertara. Pero habíamos traído tantos... Y todos había despertado. 

Suspiré y me levanté del catre en el que estaba sentada. Necesitaba estirar las piernas. Caminé por el hospital como si eso fuera a hacer las horas correr más rápido, solo quedaban catorce horas horas de las veinticuatro que le dábamos a los cuerpos para despertar. Me detuve ante la pequeña montañita de criotanque que había sobre las mesa de Doc. Todos tenían un nombre escrito de mi puño y letra: "Canción de Oscuridad", "Nieve de Estrellas", "Fresia Floreciente" y un largo etcétera. Me acordaba de todas ellas, todas eran muchachas de más o menos mi edad, y espero que no pasaran mucho miedo. Ojalá sean felices en los planetas a los que las enviemos.

La última cápsula que nos quedaba vacía ya estaba ocupada; la tinta aún estaba fresca: "Petals Open to the Moon". Si el cuerpo despertaba tendríamos que conseguir más criotanques en la siguiente expedición y mandar estos a otros planetas. Me debané los sesos, rebuscando en mis recuerdos de los recuerdos de Wanda, de los que me quedaba poca cosa; intentando encontrar un planeta que le pudiera agradar a Pet. ¿Le gustaría volver al mundo de las flores? El de los osos es realmente hermoso... Pero creo que le resultaría demasiado frío. Quizá los murciélagos... No, demasiada oscuridad. Mmm... Creo que le gustarían los delfines, Wanderer no había estado nunca allí pero parecía bastante apropiado. Siempre podía cambiar de planeta una vez que llegara. Para entonces nosotros estaríamos a salvo.

Y si no despertaba, si por fin teníamos a Wanda de vuelta, entonces ella me diría que planeta le podría gustar más a Pet. Enviarla a un planeta bonito era la mejor manera que tenía de agradecerle que nos prestara su cuerpo. O de recompensarla por habérselo robado más bien...

NARRADOR NEUTRO: 

Al rededor de un catre inestable, en el que estaba recostado el cuerpo de un muchacha, se congregaban Mel, Jared, Jamie, Jeb y Doc.

-Ya han pasado las veinticuatro hora-dijo Melanie-. Y no se despierta, va siendo hora de que avisemos a Ian.

-Quizá deberíamos esperar un poco más-musitó Jared-, creo que me pasé un poco con el cloroformo.

-Sí pero de eso hace más de veinticuatro horas-argumento ansiosamente Jamie-. Doc no le dio más antes de las extracción, solo de dio un poco de Sin Dolor y eso no te duerme. Este el cuerpo definitivo.

-Sí-sonrió Jeb-. Buen trabajo, Jamie-este sonrió orgulloso-. Melanie, ¿Por qué no vas a buscar a Wanda?

Melanie asintió y corrió a buscarla o, en otras palabras, a buscar a Ian.

NARRA IAN:

Me estaba quedando medio dormido. Últimamente dormía mucho. La verdad es que los días me resultaban de los más aburridos. Las dos únicas opciones eran dormir o darle vueltas a mis propios pensamientos sin llegar a ninguna parte. Desde hace unos días venía prefiriendo la primera opción. Supongo que para distraerme podría haberme puesto a trabajar, estaban plantando la cueva grande o quizá hacer jabón. Pero no pensaba despegar las manos del criotanque de Wanda. 

Creo que ya había pasado un día entero desde que volvieron de las expedición. por lo que muy probablemente faltara poco para que Mel apareciera por la puerta, fingiendo no estar frustrada, enfadada o triste, para decirme que pronto saldrían de expedición otra vez y para intenta convencerme de que los acompañara; cosa que no iba a pasar. 

Escuché unos pasos que se acercaban corriendo por la gruta, ahí venía Melanie. Si antes lo pienso, antes aparece... La chica medio cayó medio entró en mi habitación apartando la puerta como pudo. Sonreía de oreja a oreja y tenía la respiración alterada, aún no se si era por la carrera o por lo que estaba a punto de decirme. 

-No se despierta. El cuerpo que hemos traído... Es preciosa y dulce y perfecta para Wanda... Y no se despierta, Ian. ¡No se despierta! ¡Va a volver! ¿Te das cuenta? ¡WANDA VA A VOLVER!

Quise llorar de alegría, quise reir y gritar, abrazar a Melanie y darle las gracias. Pero no había tiempo que perder. Me levanté de un salto y salí disparado hacía el hospital, con Melanie siguiendo y la cápsula de Wanda en mis brazos. Pronto, muy pronto volvería a escuchar sus palabras. 



The host, Cuando Wanda dormíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora