¿Fin?

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Llegamos a la cafetería donde Alex trabaja, y desde afuera podía verlo. Era increíble, aún ni siquiera entraba y ya me estaba muriendo por dentro.

Pero aún cuando pensé que podría dejar a un lado la cobardía y acabar con esto de una vez por todas, no pude...lo cierto es que no podía ni siquiera bajar del auto.

-No lo voy a hacer- No quería ver a Hannah, no quería que viera mi cara de derrota ni mi fracaso en el amor.

-Claro que vas a hacerlo-

-Hannah ya basta, él no es para mí. Jamás lo será, la diferencia es que YO sí lo entiendo, TÚ eres la que no quiere ceder-
En resumen, Hannah básicamente me dejó tirada en la calle, cerró con seguro el coche y me obligó a enfrentar mis miedos.
Y juro que iba a entrar, pero entonces lo vi, lo vi con "ella". La señorita perfecta, o como yo le digo, "la zorra" que jugó con él y le rompió el corazón una tras otra vez. Pero no parecía importarle ahora, porque estaba tan enlelado con ella que hasta podría poner una cubeta bajo su boca para que no babeara el piso. Y resulta estúpido que haya recogido cada pedazo de su maldito corazón estos últimos meses para que solo volviera con esa.
Di la vuelta, era obvio que no entraría y me humillaría de nuevo, no frente a ella. Pero pasó, Alex me vio, claro porque la suerte siempre está de mi lado.
De repente sonó la temida campana de la puerta y tuve que voltear una vez más.
-Alex...que...sorpresa- Y ahí va un suspiro. ¿Podrías actuar más extraño? No
-Val, porque no me dijiste que vendrías- Alex me abrazó tan fuerte que hasta dolió, casi tanto como mi ego. -Ven pasa, quiero que conozcas a...-
-No Alex, no quiero- No sabía quien estaba más sorprendido con la respuesta, si él o yo.
-¿Qué pasa Val?-
-¿Qué pasa? Bueno- Puse las manos en las caderas Esto se está poniendo feo -Pasa que no quiero ni me interesa conocer a Samantha, ni hoy ni nunca- Su rostro era indescriptible, es mas, era indescifrable. -Sabes Alex, acepté, acepté ayudarte a darle celos, y lo hice porque estoy loca por...- Mi boca se quedó abierta, ojalá pudiera verme ahora, seguro luzco como una completa idiota -Por conocerte más y que seamos grandes amigos- ¿En serio? Es lo mejor que se te ocurrió?
-Pero ya somos grandes amigos-
-Ese no es el punto, el punto es que acepté tu juego y ser tu amiga, pero estoy cansada de que me utilices para olvidar a "la zo..." a Samantha, y lo mejor de todo es que ¡vuelves con ella!- Wow, ahora sí que exploté ¡Huye! Sí...buena idea.
Di la vuelta rápido pero Alex me detuvo con un simple movimiento.
-No espera ¿qué te pasa Valeria? Tú no eres así-
Me reí decepcionada -Tú no me conoces-
-¡Claro que sí! Eres mi mejor amiga-
No caigas
-No, la única razón de que estés conmigo es porque ya no podías estar con ella- Y di la vuelta, porque es lo único que quedaba por hacer, y es lo único que siempre hago.

(...)

-No pudo haber sido tan malo-
-Créeme, lo fue- Hannah y yo estábamos en mi habitación como unas perdedoras.
-No llores, él es un idiota por dejarte ir-
-No estoy llorando Hannah, no voy a deprimirme por esa estupidez-
-Bueno...salgamos, hagamos algo para que te distraigas-
-No tengo ganas de hacer nada-
-Entonces si estás triste-
-No, de hecho es lo que hago a diario, nada. Así que no es algo nuevo y estoy totalmente acostumbrada- Vi la cara triste de Hannah y entonces lo recordé -Pero...pensándolo bien, hoy es domingo-
-¿Y?-
-Y...un chico me invitó a una fiesta o algo así- La cara de Hannah era de gran sorpresa. Si, no era normal que a MÍ me invitaran a las fiestas. Era a Hannah a quien invitaban y ella era la que me invitaba a mí.
-¿De verdad? WOOOHOOO- Me abrazó agitada -Perfecto porque eso es exactamente lo que tú necesitas.

Ambas íbamos con el look perfecto. Jeans, blusas lindas, maquillaje sencillo pero perfecto, hermosos accesorios, tacones (Hannah), chamarra de piel (yo). En fin, nos veíamos increíbles y estábamos listas. Por supuesto le conté a Hannah todo sobre Andrew, lo que pasó (mas o menos porque omití nuestra plática profunda para que no pensara que estaba enamorada de él), su personalidad, su físico, lo tierno y único que era.

Hermosamente impredecibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora