Auge.

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(POV KUROKO)

Abrí la puerta lentamente. Y digo lentamente porque mi pulso no me permitía correctamente insertar la llave en la ranura.

Y más que nervioso por hacerle esperar al moreno, lo estaba por el silencio que se había empeñado en mantener.

Se sentía como si sólo fuéramos a acostarnos y ya. Y a mí eso nunca me gustó. No me agradaba la idea de ir expresamente a tener relaciones sexuales con nadie. Yo no quería simple sexo. Prefería que ocurriera y ya está.

Y entre tanto debate mental, encendí la luz. Me desprendí de la ropa de calle tomando también las del moreno. El ambiente estaba demasiado tenso.

-Oye, Tetsu, esto es muy...

-¿Y si vemos una peli? Es algo tarde, pero no tengo sueño. Avisa a Satsu-san de que te quedas, no quiero que se preocupe. Yo mientras voy por unas mantas.

Y antes de dejarle siquiera elaborar una respuesta, fui a mi armario en busca de una manta lo suficientemente amplia para cubrirnos a los dos.

Eres un completo idiota.

Ya lo sabía, joder. Pero necesitaba hacer algo para romper el hielo. Tenía los nervios a flor de piel, y mi pulso iba a acabar conmigo a este paso.

Pero más o menos con todo lo necesario en las manos fui al salón. Aunque justamente antes de entrar cambié rápidamente de opinión. Quizás si todo ocurría en mi cuarto sería más fácil. Así que preparé las cosas allí.

-Aomine-kun, ya está todo- informé desde la habitación.

No tardó mucho en llegar después de que alzara la voz. Para entonces yo ya tenía un pantalón corto que dejara mis muslos en su campo de visión y una camiseta blanca ancha que dejaba uno de mis hombros al descubierto.

Fue inevitable el repaso detallado que me realizó el moreno. Bastante analítico en lo que a mis piernas respecta, he de decir.

-Puedes quitarte la ropa si estás más cómodo- propuse.

-Puedes quitarme la ropa pues.

Murmuré algún tipo de queja que no escuchó. Al menos dentro de la casa hacía el suficiente calor para no contraer ningun tipo de resfriado.

Se deshizo de sus zapatos y se despojó de sus pantalones y camiseta. Llevaba unos bóxers negros que únicamente favorecían esa apariencia de sex symbol que tenía. Aunque tapoco quise mirarlo mucho para que no se diera cuenta.

Le tendí la manta sin poder hacer contacto visual con él, si no mi rubor no habría podido pasar desapercibido por él. Aomine simplemente levantó una ceja.

-Toma... No hace frío pero... no te vayas a poner malo...- susurré avergonzado.

El mayor simplemente se rio y se la enrolló como si fuera una toalla después de salir de la ducha.

Se tumbó en la cama sin necesidad de que se lo dijera, al igual que la otra vez. Mientras tanto terminé de meter el dvd en el reproductor y me senté a su lado.

-Túmbate tú también- protestó.

-No, gracias. Estoy bien así. Oye, ¡qué!

Pero ya para entonces me había arrastrado donde él quería. Su largo y musculoso brazo rodeaba mi cuello, quedando recostado yo sobre él. Seguramente se le dormiría poco después.

En esta postura mi cabeza quedaba también apoyada sobre su fortalecido pecho y mi mente no podía soportar las pervertidas imágenes que se me cruzaban así.

Innocence. [AoKuro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora