Prólogo

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Era de noche, casi las 12:00, estaba en mi cuarto asomada por la ventana viendo los carros pasar, la lluvia que cae y los edificios y construcciones cerca.

Mama pronto iba a llegar. Siempre la espero del trabajo para hablar con ella, de como me fue en la escuela y ella de como le fue en el trabajo. Hablamos del futuro, de que queremos hacer mañana. Me siento aliviada a confesarle todo, aunque mi vida no es interesante, le platico de la escuela, de mi vida.

Siempre es así, y siempre lo será.

Estaba concentrada en mi dibujo, sobre el papel de mi cuaderno nuevo, dibuje una flor, con hojas suaves pero con espinas puntiagudas. Todavía no tenía color, mas tarde se lo iba a poner.

Aun que así se ve bien, la mayoría de las personas que conozco, me dicen que dibujo demasiado bien para la edad que tengo, pueda que sea algo genético, mi abuela pintaba hermoso tenía algo, un don especial de crear maravillas en el papel y mi tío Martín escribió un libro con dibujos de lápiz hecho por el mismo, pero el libro lo publico en la comunidad, no fue un fenómeno de la literatura, mientras el este satisfecho de su trabajo.

Fui interrumpida por el sonido de la puerta principal abriéndose,¡ya llego! Me dirigí a mi puerta y antes de abrirla, mama comenzó a hablar con mi papa.

Decidí no ir, no creo que tarde mucho, casi siempre es así, llega del trabajo, platica con mi padre, da quejas, mi padre la ignora y viene conmigo.

Hablaban del trabajo, que mi mama se mata todo el día para poder tener este departamento, para tener comida, en donde dormir, para que yo estudie, para al menos tener recursos para una vida, que muchas personas no pueden tenerlo.

Pero como era de esperarse, mi papa estaba pasado de copas. Cuando llego de la escuela, siempre esta encerrado en su habitación sabe que cosa haciendo, drogándose, tomando sin ninguna medida o algo relacionado.

El solo se justificaba de que no podía. Que no valdría la pena trabajar para lo que le dan de salario. Que quien cuidaría a la niña, que era muy pequeña para quedarme sola todo el día. Podría sobrevivir sola, es prácticamente estar con mi papa.

Furiosa de mantener a un bueno para nada, a un drogadicto sin control.

Me ha dicho varias veces de que nuestra vida iba hacer diferente, que algún día íbamos a dejar este infierno, e irnos lejos de esta ciudad.

Mientras mama gritaba y discutía con papa de que en esta casa todos tenían que cooperar con lo que se podía, de que a ese "salario injusto" a nada era mejor trabajar.

Mi papa solo la ignoraba mientras tomaba de su vaso con licor.

" Con esa gente no se confía nada"

Es lo que repetía mi madre.

O algo parecido así.

Mientras seguían discutiendo, perdí de vista a mi mama, pero oí un vaso quebrándose.

Pedacitos de cristal volaron hasta llegar a los brazos de mi padre, mientras el trataba de cubrirse los ojos.

El la veía, comí si fuera a cazarla, su piel se empezó a enrojecer, sus cejas se juntaron y cerrando sus puños con fuerza, tanto que las venas de los brazos se marcaban.

Tenía miedo de fuera capaz de hacer una estupidez, de que fuera a hacerle daño.

De que no pensara antes de actuar.

Como lo espere, oí el puño, con la fuerza de hacerle una marca a una persona.

Era como si un domador diera un latigazo a la bestia que tiene presente, y el espectador, asombrado y en silencio, vieran el acto.

Sobándose el cachete derecho, mama solo lloraba, ella sabia si enfrentaba a mi padre, no saldría viva de aquí.

Quería ir, pero tampoco tengo la fuerza suficiente, lo empeoraría.

"¡Deja de estar llorando, maldita sea!"

Le dijo, a la mujer tirada en el suelo sufriendo.

Tengo que parar esto, ahora.

Agarre una mochila, adentro tenía ropa, un botiquín de emergencias, y varias latas de comida. Para mi eso era necesario en la supervivencia.

Nunca me ha dicho que haga esa maleta, la hice por mi cuenta.

Siempre, un día de estos, he querido que mama me diga que empacáramos, solo ella y yo, e irnos lejos, irnos hacia la nada, hacia un mundo de tranquilidad.

Mientras el se fue a su cuarto, creyendo que hasta aquí paro esto, abrí la puerta de mi cuarto y los encontré.



Todo se fue al carajo, todo.

Una punzada en el corazón me invadió , miles de golpes en el estomago sentí, al ver la escena.

Apuntándole con una pistola, mientras ella estaba inmóvil.

Lagrimas cayeron de sus ojos verdes, recorriendo su piel blanca.

No podía mas con esto, no podía.

Se volteo a mirarme, fue como si ella se sintiera culpable y decidiera morir de una vez por todas.

Pero dando lo que pudo, para que intentará tener una vida sin problemas. Agradezco demasiado eso.



En ese momento sentí un golpe por detrás de mi cabeza, todo se me vino encima y mi vista se nubló por completo...























-Señorita Wilson, Wilson,¡Sarah!- mire al profesor de matemáticas gritándome, mientras tenía toda la atención de la clase.

-No me esta poniendo atención de nuevo ¿verdad?- dijo acercándose a mi, como amenaza.

-¿De qué habla?- dije sonando normal, eso de que escriba mi recuerdo como cuatro veces en mi cuaderno negro, no esta nada bien.

-¿Que estaba escribiendo?- dijo apunto de agarrar mi cuaderno, se lo arrebate rápidamente, este cuaderno nadie lo puede ver solo yo y nadie mas.

Me imagino lo que pudiera decir el profesor de Matemáticas si lee todo lo que tengo aquí, aparte de que no me gusta que vean mis ideas, me consideraría una "loca", no solo el, si no toda la escuela.

-No estoy escribiendo nada- dije algo nerviosa de que me descubriera.

-¿Usted cree que soy un tarado?- no lo creo, es lo que es.

-Claro que no- dije negando la cabeza mientras lo veía con cara de inocente. Cuando el profesor iba a articular alguna oración, sonó el timbre y todos salieron rápidamente por la puerta del salón, al igual que yo.

¿Que diablos me estaba pasando? No debería de escribir...eso, eso no iba con mi plan, tengo que concentrarme.

Fui al jardín que esta a lado de la cafetería, donde estaban una mesas para almorzar, me senté en la que estaba sola y alejada, pero a la vez que pudiera ver perfectamente todo el panorama, saque de mi mochila mi cuaderno negro y una pluma, deje que las ideas fluyeran, y de poder pensar bien.

Words In ColorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora