La chica que se infiltró en la mente de un artista

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A Mei le gustaba observar a Deidara, adoraba los cabellos dorados de este que brillaban bajo el sol, siempre parecían tener la suavidad de una pluma.

Mei era una joven que de pequeña se crió sola en el bosque, no sabía muy bien como había llegado hasta ahí, ni recordaba a alguien familiar.

Ella era una experta en Genjutsu, tenía la perspicacia de que sus recuerdos habían sido borrados, pero que su talento en esa rama era innato y que nada podía quitársela. Por esas zonas era reconocida por ser excelente escapista, se conocía la zona como la palma de su mano.

Cerca del bosque existía una guarida que residía a una peligrosa organización de ninjas desertores. Akatsuki la conocía como ella a ellos y tenían una crítica relación en la que la cabeza de Mei tenía un valor inimaginable para ellos. Ella era un verdadero peligro sabiendo la ubicación de encuentro de todos los miembros de la organización.

Con el tiempo comenzaron a desistir de seguirla viendo que solo era una joven chica sola que merodeaba por ahí o que en ocasiones gastaba bromas.

Aquel día ella observaba ceñuda al joven Deidara que volaba el bosque con su arcilla explosiva. La razón era que Mei había encontrado un cuaderno de dibujo tirado en el suelo que resultaba ser de Deidara y se lo había robado. Mei se sentía verdaderamente malvada trenzándose su cabello castaño mientras ojeaba el cuaderno, después de todo era el cuaderno de un Akatsuki, quizás qué secretos contenía.

En las hojas dejaban ver a detalle pájaros y algunos animales, explosiones en su máximo punto de belleza, marionetas de su compañero Sasori, un viejo que aterraba al igual que Kakuzu. Las demás estaban en blanco y casi al final... un dibujo de ella durmiendo en una rama de un árbol. Se sorprendió tanto la chica que saltó con el cuaderno en mano hasta pararse a unos metros del rubio, el cual paró abruptamente.

- ¿Cuándo? -preguntó ella mostrándole el dibujo.

Deidara volteo la cara fastidiado.

-Hace una semana -contestó él.

Ella en segundos se paró frente a él tan cerca que sus narices rozaron.

-Tú tramas algo -murmuró molesta.

Los ojos de Deidara y Mei se encontraron y él sonrió coqueto pasando los brazos por la cintura de ella. Mei asustada le dio un empujón y se quitó el abrigo que llevaba puesto lanzándolo a varios metros hasta que este explotó.

-Tus genjutsus son muy básicos como para que yo caiga -dijo Deidara de manera presumida y burlona.

Ella frunció el ceño, había intentado hacerle caer en vano y ella terminó cayendo en su trampa.

- ¡Pues haré mi mejor genjutsu jamás puesto en práctica, espero que sufras al ser el primero! -gritó ella.

Comenzó a correr hacia él, Deidara se puso en posición de defensa y entonces ella saltó cayendo sobre él.

El rubio por el impulso de ella cayó al suelo con ella encima, la cual sonreía de manera malvada. Sus ojos grises tenían ese característico brillo de que algo malo iba a hacer.

Entonces le besó y el rubio no supo qué hacer más que quedarse quieto. Las bocas de sus manos se volvieron locas y su corazón comenzó a latir de manera apresurada.

Ella se separó y en su mirada había una expresión de suficiencia.

-Ese, rubio estúpido, es mi mejor truco, ahora te he arrebatado tu concentración y me he adueñado de tu mente -susurró en la oreja de Deidara.

One Shots de AkatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora