Tranquilo, es sólo un sueño...

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Marco, tenía siete tal vez ocho años de edad cuando murió, la verdad ahorita no lo recuerdo, estaba yo muy pequeño cuando sucedió, pero esta historia fue lo que más se acercó a la realidad de su muerte.

Eran las 2:00 o 3:00 de la madrugada cuando Marco despertó gritando, agitado y sudado su madre asustada por el grito, rápidamente se levantó de la cama y fue a ver qué le pasaba. Al llegar a la habitación encontró al pequeño privado del terror mientras lloraba, su madre le preguntó

— ¿Hijito que te ha ocurrido? — el niño temblaba del miedo balanceándose en la cama con la mirada perdida.

— ¡Viene por mi mami! ¡Viene por mí! ¡Viene por mí ayúdame, mami por favor, ayúdame! — su balanceo termina y empieza a temblar, sus brazos y cara con pánico, asustando más a su mamá, quien la mira preocupada.

— Tranquilo Marco ya, ya, solo es un sueño vuelve a dormir — le susurro ella tranquilizándolo y acariciando sus mejillas hasta que durmió por lo que restaba de la noche.

Ya a la mañana siguiente sentados ambos en la mesa desayunando su madre le pregunta — ¿hijo me podrías contar que pasó anoche por favor? —

— Sé que fue un sueño mami, pero me pareció muy real, yo estaba jugando con unos aviones cuando vi un muñeco que nunca antes había visto era algo extraño tenía púas en la cabeza y tres brazos, pero lo más extraño fue cuando me habló, él me dijo estas palabras: mata a tu mamá o yo te mataré a ti. Trate de despertar, pero no pude así que le dije ¡NO! No mataré a mi mami — respondió el tranquilo con la mirada un poco pérdida en los recuerdos.

La madre impresionada por las cosas que escuchaba le dijo — Tranquilo, eso fue un inocente sueño, si esto vuelve a suceder, dile que es solo un sueño y que no puede ni nunca podrá dañarte —

— Ok mami — dijo el pequeño y termino su desayuno.

Pasó el día y llegó el momento de irse a la cama, la madre de Marco lo acostó en su cama le besó la frente y lo arropó con su cobija de su superhéroe favorito, le deseo buenas noches y se retiró de la habitación del niño.

A la mañana siguiente cuando Marco volvió a estar con su mamá desayunando, le pregunto de nuevo— ¿tuviste otra pesadilla? —

A lo que él le responde asentimiento de cabeza algo un poco apagado, como si ya no se sintiera bien hablando de estas cosas, pero él le asegura que por más que su mamá pensara que no, se sintió super real.

— Marco, hijo mío, ya te lo dije es solo un tonto e inofensivo sueño — respondió la madre intentando tranquilizarlo.

— Lo siento por responderte así mami, quizá sea tonto, pero no es para nada inofensivo anoche me dijo ¡Mátala, mátala ahora o yo te mataré a ti, niño idiota! Y yo le respondí como me dijiste le dije ¡no la mataré y tú eres solo un maldito juguete y no puedes hacerme daño! Luego él me dijo ah no puedo dañarte entonces que es esto y me hizo esta marca en el brazo — al enseñarle el brazo izquierdo su madre pudo observar que por debajo de la manga de su suéter tenía una marca como de un rasguño en todo el antebrazo.

Al ver esto la madre se asustó y decidió que esa noche dormirían juntos, terminó el día y la madre lleva a Marco a la cama, lo arropa, se acuesta a su lado, lo abraza y besa su frente, deseándole buenas noches.

Una vez dormido, Marco empieza a soñar, aparece nuevamente este muñeco y le dice — Marco... no la mataste y ya se te acabo el tiempo, ahora yo te mataré a ti, espero que hayas tenido tiempo para despedirte de tu querida madre porque ya no despertaras más nunca — susurra con una macabra sonrisa acorralándolo.

— ¡No, No eres real! ¡Cállate! Ya lo verás, cuando despierte me aseguraré que no me vuelvas a molestar más.

Marco empezó a correr intentando salir de esa habitación tan extraña, oscura y solitaria tratando de alejarse de aquel muñeco maligno, pero todos sus esfuerzos fueron en vano, la habitación solo se volvía más y más grande. El muñeco lo alcanzó, lo miró fijamente a los ojos.

— ¿Ves...? No te puedes esconder y aquí en el reino de los sueños nadie te escuchará, morirás y eso quiere decir que nadie me va a detener cuando mate a tu madre. —

— Hagamos un trato — dijo Marco intentando llamar su atención, la cual obtuvo victoriosamente.

— Mátame, pero deja a mi madre fuera de esto. — pidió el niño en medio de una súplica resignado al verse en la necesidad de recurrir a esto.

A lo que el muñeco, expectante a él, se le quedó viendo sorprendido por pedir semejante cosa, pero su sonrisa dejando ver aquellos dientes afilados, que le causaron más pánico al pobre niño.

— Mmm, es una interesante propuesta, pero me temo que debo rechazarla, ya que, no es lo mismo matarte a la fuerza que matarte bajo tu voluntad además, en tu trato solo mató a una persona mientras que en mi plan original mueren los dos y yo disfruto verlos morir. — murmuró el diabólico muñeco acariciando el rostro del pequeño Marco.

Marcos replicó, — haz lo que te plazca igual, todos debemos morir algún día, porque no hoy... Además, mi madre no sufrirá por mi muerte, ya que ella también morirá. —

— Son palabras muy profundas para un niño de tu edad, y debo decir que tu manera de pensar me parece excepcional, debes saber que ya me estabas convenciendo, por poco y considero no matarte, pero, si lo haré. — Respondió el muñeco riendo a carcajadas.

Fuera del sueño, el cuerpo Marco se retorcía de lado a lado hasta que se levantó, levitando y se le abrió el pecho, luego cayó justo al lado de su madre, donde estaba acostado y murió en el acto. 

Su madre se despertó y tanteo la cama buscando a su hijo, su mano terminó sobre el pecho del pequeño, se sentía viscoso y había un hueco, al levantar su mano, estaba manchada de ese color rojo tan llamativo, aterrada se dio la vuelta hacia donde se encontraba su hijo, lo encontró allí a su lado, toda la cama estaba manchada, el pequeño Marco, su pequeño Marco, con el pecho abierto y sus lindos ojos café perdidos en la distancia, muerto. 

Completamente en shock la pobre mujer gritó fuertemente, llorando, histérica empezó a alejarse a rastra del cuerpo de su hijo, se cayó de la cama y termino en el suelo sin poder respirar cuando de pronto sintió una fuerte punzada en su pecho, luego de eso, un infarto le provocó la muerte.

Con su último aliento, ya quedándose sin fuerzas, logro observar a un pequeño muñeco, de apariencia macabra, que con una malévola sonrisa le decía — tranquila... es solo un sueño...

23 Historias cortas de terror |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora