El fulgor de la jornada en mañana topa con el rostro del delicado rostro femenino, le duele, sus ojos son demasiado claros para soportarlo.
— Ugh... — Lleva ambas palmas a su frente, maldiciendo en susurros.
— Sus padres formularon que una buena señorita no maldice.— Una voz masculina aparece a su lado, revotando los roncos acentos.
— Mis padres ya no están. — Relaja nuevamente los párpados, girando su ligero cuerpo a una orilla del sitio.
Rubio, un intenso rubio y cabellos hasta la mitad del cuello es. Hermosamente, los dorados en la época son como nada: adorados, he allí juego de palabras Jūyōna de la época.
— Apártate de mi camino, iré a adoptar. — El ente cruza la entrada con toda prisa, pero es detenido por el sirviente masculino.
— No puede adoptar.
— ¿Quién te crees? — Gruñó manteniendo luceros clavados en los impropios. Entonces le dejó ir, nadie puede contra la femenina figura, nadie. Podría fácilmente llegar a la realeza, pero entonces serán muchas obligaciones, y estas no eran de cumplir para él.
~~~~~~~~~~~~Corte de escena: Carruaje y allegada~~~~~~~~~~~~
(+18)
Un personaje gordinflón, alto y barbudo hace presentar al sitio. Entre vocablos, el chico dorado mantiene la vista aburrida mientras con panorámica rastrea entre esclavos y esclavos sucios, magullados y atados como perros.
— Sí, sí. Me da igual cuanta plata deba darte. — Responde con egocentrismo entretanto él mismo sigue solo a su paso.
— Disculpe el lenguaje del señorito... — Sonríe el siervo a cargo. Por suerte el gordinflón no hizo problemas, iza la palma y niega con una sonrisa.
Entre los sometidos, uno parece llamarle mucho la atención. Con gran admiración acelera sus pasos hasta llegar cerca más o menos de uno. Toma de la nuca ajena, con brusquedad; el siervo no se molesta en chillar.
— Azul. — Deja caer esta, bastante interesado. — ¿Por qué tienes ése color en tu cabecera? — Se sitúa de cuclillas esperando respuesta.
— Pirámides... — El de dorados dilata sus orbes, pasmado. "¿Eso existe?"
— No estoy para cuentos infantiles.— Sonrió de lado, nervioso. El azulado empuña la diestra, con rabia obvia.
— Hay más Azules aquí en esta fila de siervos. — El chico rió como gran ruin. Entonces los esclavos dejaron de hacer su labor, quedándose mirando al "loco".
En un chasquido de pulgar y medio dos guardias llegaron a soltar al azulado del cual estaba entablando una interesante conversación por parte de él. Tiró de la cadena que lo hacía parecer un perro y lo hizo caminar bajo sus rodillas apegado al piso, pero para el siervo es toda una dicha. Provoca un ademan con sus manos, los guardias se detuvieron a la vista de este. El sirviente y el gordinflón sólo miraron y lo dejaron ir, suponen que sólo lo irá a asesinar, y sonrieron.
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Watashi wa anata no chūshin o shitai
Fiksi Penggemar[ VANAN'ICE ] Watashi wa anata no chūshin o shitai (Quiero tu corazón.) Yaoi, provable, trans, déjalo a tu imaginación.(?) Len(na) es una condesa de la nobleza, cuyos sirvientes son Gackuto y Kaito, quienes son sus fieles siervos, o eso es lo quiere...