Mi mente estaba en blanco. Sabía que, sea cual sea, la decisión que estaba a punto de tomar era determinante y temía con todo mi ser arrepentirme en un futuro. Me frustré, como siempre me pasa al momento de concretar una decisión de estas dimensiones. Apreté los ojos y dejé que las palabras surgieran.
— Llevo la celeste —solté todo el aire sin darme cuenta que lo había estado conteniendo. La vendedora me miró fastidiada y con desgana tomó una de las tantas blusas que se encontraban sobre el mostrador, metiéndola en una bolsa.
— Son 49.50 —sentenció. La gran cantidad de piercings en su rostro centelleaban al mismo ritmo que su boca mascaba chicle de manera grosera—. Espero que ya hayas decidido si pagar con tarjeta o al contado.
No presté atención a su burla y le entregué un billete con el ex-presidente Ulysses S. Grant retratado en él.
— Quédate con la moneda, mereces la propina —le sonreí irónica. Tomé la bolsa, dándome la vuelta para salir rápidamente del local. No solo estaba apresurada por no tener que lidiar más con la muchacha de ojos excesivamente delineados, sino que también el sol estaba empezando a ponerse y la zona de la ciudad en la que me encontraba, no era una de las más bonitas.
Dejé que la puerta se cierre tras de mí y la campanilla quedó tintineando enérgicamente. En el exterior, la apariencia de la ciudad nocturna comenzaba a tomar forma: altos edificios con sus miles de ojos luminosos se alzaban majestuosos, los faroles que bordean la acera cobrando vida, peones apurando el paso y el sonido de la carretera que aumentaba en volumen.
Imité a los transeúntes que me rodeaban y apuré el paso, estaba aproximadamente a quince calles de casa. Sin siquiera pensarlo dos veces, decidí tomar varios atajos para acortar el camino y caminar acompañada con lo poco que restaba de luz solar. Se sentía como si el Sol y yo estuviésemos jugando algún tipo de competencia, y yo amo los desafíos.
Mis pisadas retumbaban en los altos muros de ladrillo y me esforcé en evitar tanta basura desparramada y charcos como pude. Por razones obvias, me negué absolutamente a respirar por la nariz.
La noche ya había caído mientras yo seguía circulando por esos callejones que solo se me hacían reconocibles a la luz del día. Maldito Sol.
Luego de un instante me di cuenta de que estaba tan concentrada en el desafío que yo misma me había impuesto, que había ignorado completamente que alguien estaba detrás de mí. Todos mis músculos se tensaron y me detuve bruscamente, deseando que solo haya sido mi imaginación.
Y cuánto deseé que así fuera...
Algo frío y metálico se apoyó en mi fina blusa de muselina, justo en el centro, mandando escalofríos y miedo a todo mi cuerpo. Un arma.
— Esto será rápido y sin necesidad de que alguien salga herido —la voz era gruesa y pesada. Unos dedos acomodaron un mechón de pelo detrás de mi oreja, dejándola indefensa—, lo único que tienes que hacer es darme tu bolso y seguir caminando como si nada hubiese pasado. ¿Entiendes, preciosa? —el hedor de su aliento era agrio y espeso, para nada agradable. Estaba ebrio.
Las lágrimas se agolparon en mis ojos. Impotencia, rabia, aborrecimiento, odio. Me había planteado durante mucho tiempo que si algún día sufría un asalto, me armaría de valor y daría lucha; y hasta lo había alardeado. ¡Sí, claro, campeona! Esa idea tan inocente hizo que me sienta ridícula. Hasta que no tienes un arma apuntándote como si tu vida no tuviera ningún insignificante valor, no tienes ni una idea cercana de lo que es estar en esa situación. Rezas para que lo único que le interese sea tu bolso.
Está bien, le daré todo. Solo no me mate. Pero las palabras no salían de mi boca.
Lentamente llevé mi mano al hombro de donde colgaba mi bolso, con precaución, evitando cualquier movimiento brusco o sospechoso que pueda malinterpretarse, provocando que un simple asalto termine en tragedia.
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Old Mistake ***PRÓXIMAMENTE***
Fiksi Remaja>>>SOMOS CRIATURAS LLENAS DE CAPRICHOS Y SECRETOS<<< Cuando la mimada hija de una importante familia, Joanne, cruza caminos con el misterioso y antipático Samuel, su vida ya nunca volverá a ser la misma. Jo se empeña a seducir a este odioso muchach...