Una propuesta conveniente

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Ezrin no había podido dormir por más que lo intentara, la sorpresa de que aquel chico era un descendiente al parecer la había impactado más de lo que creía, el sol salía lentamente dando lugar a otro grato día.

Salió a caminar para despejar un poco su mente lo cual era inútil, por más que intentara olvidar le era imposible, ahora ella quería averiguar quién era ese chico cuyo nombre no conocía aún, pero que al parecer él ya sabía el suyo. Continuó caminando cuando de repente alguien la tomó del brazo y la arrastró a un callejón, sin necesidad de voltear a ver al capturador ya sabía de quien se trataba, no era nadie más que Nova.

-Ven al bosque del norte a media noche o de lo contrario te molestaré mucho más.

Un escalofrío recorrió su cuerpo al escuchar estas palabras siendo susurradas con delicadeza en uno de sus oídos, en cuanto sintió que aquella mano soltó su brazo volteó de inmediato pero ya era tarde, aquel sujeto ya había desaparecido, dejándola solo con una mirada de molestia y fastidio.

Intentó olvidar lo que acababa de suceder y se dirigió al bar en donde se sentó en una mesa y pidió una cerveza, Miranda se extrañó un poco ante la petición, por lo general Ezrin no bebía alcohol al menos que quisiera olvidar algo que la molestara.

Ya se había tomado dos tarros de cerveza y aún se encontraba pensativa cuando Kuro apareció un poco curioso y preocupado:

-Ezrin ¿aceptarás su invitación de esta noche?

-No lo sé, hay algo que me molesta y es el tono en que me lo dijo, se escuchaba... serio... por lo que es posible que lo que tenga que decirme sea algo importante.

-Entonces... Lo estás considerando ¿no?

-Tal vez.- La rubia se hallaba sumergida en sus pensamientos que sin darse cuenta la noche ya estaba cayendo, fue hasta que Miranda la hizo reaccionar.

-¡Oye Ezrin-san!

-¿Eh? ¿Miranda? ¿Qué sucede?

-Eso es lo que quisiera averiguar, has estado todo el día allí y ya está oscureciendo, dime ¿sucedió algo?

-¡Ah! no es nada no te preocupes, creo que ya me voy ¡gracias Mira!- Con su mano hizo un ademán de despedida y se fue, caminaba por entre las calles distraída. La luna llegaba a su punto máximo alumbrando casi por completo toda la ciudad, el silencio reinaba en el bosque y continuaría así de no ser por una chica de cabello dorado.

-¡OYE! ¡Ya estoy aquí!

Gritaba la espadachín pero no obtenía respuesta, los minutos pasaron y ella odiaba que la hicieran esperar ¿por qué demonios la citaba a una hora si no llegaría a tiempo?

La paciencia se le estaba agotando y ya se había cansado de esperar a aquel chico. Dispuesta a irse se levantó del suelo en donde se había sentado momentos antes, un crujido se hizo presente por entre los árboles y al no saber de qué se trataba desenfundó su espada y se preparó para lo que sea que fuera.

-Vaya, realmente viniste. -Nova apareció cayendo frente a ella, tal parece que él era el causante de los crujidos.

-Eres un completo idiota ¡¿acaso sabes lo que llevo esperándote?!

-En verdad lo siento, tenía unos asuntos que atender.

-Ahh... Como sea ¿para qué me pediste que viniera?

-Necesito tu ayuda.

-¿Mi ayuda?

-Sí, supongo que sabes quién es Baltazar ¿cierto?

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