-Estás más guapa- dijo Lulu sentada en el sofá. Lili la había preparado un improvisado chocolate caliente que ahora ella sostenía entre sus manos.
Era cierto. La última vez que se vieron, cuando ambas aun tenían dieciseis años, Lili no era más que una chica delgadita, con el pelo rubio corto y lacio y unos brackets que le hacían tener miedo a sonreir. Lulu siempre le decía que no se sacaba provecho. Ahora, cinco años después, parecía otra diferente.
- Oh venga Lili- dijo cuando la chica se sentó en el sofá a su lado. -No has dicho apenas una palabra desde que he llegado.
Y es que la realidad era que ella no sabía que hacía su vieja amiga, desaparecida de su vida tantos años atrás, apareciendo en su piso (Un piso que ella no conocía) a las tres de la mañana. Era extraño cuanto menos. Sin embargo, no estaba enfadada, como sería normal, sino más bien aquello la hacía sentir realmente confusa ¿La verdad? Nada tenía sentido.
-Hace tiempo que no te veía- comentó intentando romper su silencio.
-Eso es obvio- respondió Lulu.
-¿Qué haces aquí?- preguntó, a sabiendas de que esa era la pregunta que ella quería que hiciese.
- Me he peleado con papá y he decidido irme de casa. Y como o tengo muchos amigos, llevo una semana buscando tu dirección. Chiqui me contó que estás viviendo sola y bueno, necesito un lugar donde quedarme un par de días hasta encontrar un piso compartido-
Chiqui era una vieja amiga de ambas. Nunca le comentó que siguiese en contacto con la desaparecida Lulu, aunque lo cierto era que apenas hablaban un par de veces al año y eran para felicitarse los cumpleaños, así que no contaba.
Lili sopesó la idea. Vivía muy tranquila ella sola, pero la verdad era que en ocasiones se sentía sola. Sin embargo, conocía a Lulu y sabía de sobra que aceptar su propuesta no le traería más que un torbellino de energía y problemas. Aun así habían sido buenas amigas y le parecía feo dejarla en la calle ¿Solo serían unos días no?
Lulu la contemplaba, expectante. Estaba mucho más guapa. Había perdido peso y tenía el pelo rizado negro mucho más largo que la última vez que se vieron, sin embargo seguía siendo igual de guapa. Tenía los ojos verdes con una pizca de locura que Lili siempre había señalado como seña de su identidad y llevaba ropa extravagante. Era Lulu en su más puro estado.
Finalmente terminó aceptando. Lulu sonrió y se abalanzó sobre ella a abrazarla de nuevo. Sentía que el tiempo no había pasado desde la última vez que se vieron y que seguían siendo las mismas. Le indicó a Lulu donde estaba la otra habitación del ático y ella se dispuso a irse a la cama. Al día siguiente tenía que estar trabajando a las 9.
-Mañana tengo mucho que contarte Lil- le dijo Lulu como despedida
Lulu se levantó a las doce. Sobre la mesa Lili le había dejado una hoja disculpándose por su ausencia y diciendole que se verían a la hora de la merienda. Le había dejado unas llaves por si quería salir de casa y unas instrucciones sobre el lugar, que, además de ser relativamente pequeño, tenía un montón de defectos: La cisterna iba mal, el gas no funcionaba a ratos y de la cocina solo podían encenderse dos fuegos.
Entonces recibió una llamada al móvil. Su Iphone con la pantalla rota era lo único caro que aún conservaba de su casa. Se había ido sin nada: Solo ella, su iphone, lo puesto y una cuenta de ahorros con la que apenas tenía para sobrevivir y pagar la matricula de la universidad. Tendría que buscar trabajo, pensaba cada vez que miraba su cartera.
-Max, ni lo intentes- dijo con un tono divertido contestando al móvil.
-Buenos días Lulu-respondió el chico al otro lado del teléfono.-¿Ya no puedo invitar a mi mejor amiga ni si quiera a comer?
- No soy tu mejor amiga desde hace unos meses ¿Recuerdas querido?- dijo ella con un toque de reproche.- ¿Como lo llamaste? ¿Amigos con derecho?
-Venga Lulu, come conmigo- insistió.
-Bueno, supongo que no perderé nada ¿A las dos en donde siempre?-
Sin embargo la cosa fue como Max quería que fuese y aquello se alargó unas horas más de las esperadas. Recordando su vieja relación, terminaron en casa de Lili tomando una cerveza. Y bueno, la cosa siguió su curso. Tan así fue que, a las seis cuando llegó Lili lo primero que vio al abrir la puerta fue a un chico desnudo en su cocina bebiendo agua. Él le sonrió, pero ni siquiera hizo el amago de taparse.
-Hola, tú debes ser Lili- dijo Max sin perder su sonrisa. Ella trató de mirar hacia otro lado, tímida. La verdad era que jamás había visto a un chico desnudo. Aunque era cierto que había besado a varios en el instituto, aquellos tiempos terminaron cuando Lulu desapareció de su vida y ella se centró en sus estudios. Desde entonces no había tenido una relación más allá de amistad con ningún chico.-Lulu está dormida en el sofá-
Lili asintió y tragó saliva. No sabía que hacer en aquella situación, así que simplemente le dedicó una sonrisa amigable y se dirigió a su habitación a cambiarse de ropa. Cuando salió, un rato después, Max ya se había vestido y Lulu no estaba en el sofá, por lo que supuso que la habría llevado a la cama. El chico, estaba sentado en una silla, atándose los zapatos. Lili tomó aire. El dia anterior, cuando le dijo a Lulu que podía quedarse, en ningún momento se planteó que en menos de 24 h ya habría metido a un chico en su casa.
-¿Quieres tomar algo? Preguntó tratando de ser amable, pero muy forzada.
Max negó con la cabeza.
-Lulu me ha hablado mucho de ti. No sé como sois amigas- comentó.
-Hace años que dejamos de serlo- respondió ella.- Ahora estamos... empezando.-
Max asintió. Se acercó a Lili y le depositó un beso en la mano.
-Bueno, mejor amiga de mi novia, me voy- dijo con tono amable.-Ya nos veremos-
Ella asintió, pero con la idea de hechar a Lulu de su casa en cuanto se despertase.
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Hemisphere
Teen FictionLili y Lulu se conocieron el día que ambas cumplían siete años. Desde ese instante, decidieron que serían mejores amigas para siempre. Si el destino había hecho coincidir a dos cumpleañeras en un parque una tarde de Otoño, sería por algo. Sin emba...