— ¿Mis medidas? — preguntó extrañada — ¿Para qué necesitas mis medidas?
— Pues... es un ¿secreto..? — dudó.
— ¿Secreto? — lo vio asentir — ¿Enserio? — preguntó irónica. El joven volvió a decir si con su cabeza, esta vez, con algo de duda y nerviosismo. — Ahg... — suspiró con los ojos cerrados. — No preguntaré otra vez porque ya sé que no me dirás por lo terco que eres.
— Tal vez te lo diga si me convences como tú... — tapó su boca rápidamente y se golpeó mentalmente. ¡Ahg! Pero que tonto.
Marinette sonrió con malicia. ¡Claro! ¿Cómo pudo olvidarse de su pequeño truco? Colocó ambas manos sobre el colchón y se inclinó sobre este, a la altura de sus labios.
— ¿Qué ibas a decir, Gatito? — preguntó con voz coqueta, mirando sus orbes esmeraldas.
— Ma-Marinette — tartamudeo. Las pocas veces que su novia tenia esta clase de comportamiento, no podía evitar ponerse nervioso y sonrojado. — Y-Ya basta. — bufó sintiéndose acorralado. Sintió una de sus pequeñas manos acariciar su cabello rubio. Mientras la otra acariciaba su pecho suavemente. — N-No conseguirás nada con es...to... — ronroneo entrecerrando los ojos.
— ¿Oh, enserio? — cuestionó graciosa siguiendo con su tarea.
Chat Noir empezaba a cerrar los ojos inconcientemenete por lo bien que se sentían sus caricias. De repente, abrió los ojos de golpe al darse cuenta de que estaba cayendo en su trampa. Tomó sus manos y las separó de el con calma. No había necesidad de ser brusco con ella.
— Enserio. — afirmó serio. — Ahora, dame tus medidas. — ordenó.
...
— Padre, aquí esta lo que me has pedido.— suspiró entregándole un papel.
Mirándolo de reojo, recibió la nota y observó lo que tenía escrito. Lo dejó sobre la mesa y lo arrastró hacia su hijo, para que lo recibiera. Este lo tomó confundido. ¿Solo lo quería ver y ya?
— Padre... — susurro mirando con extrañeza la hoja. — No entien...
— Dáselo a Natalie. — lo interrumpió sin mirarlo — Dile que entre en mi cuenta de correo y que le envie a la joven Dupain lo que ella ya sabe. — ordenó con voz serena. — ¿Sabes su dirección de correo, verdad?
— Claro. Es marine...
— Díselo a Natalie junto con todo lo demás. — lo calló — Yo, ahora, estoy ocupado... — miró sus papeles con desgano.
— Siempre estas ocupado... — susurró sin querer ser escuchado.
— ¿Has dicho algo? — preguntó serio mirándolo con el ceño fruncido.
— Pa-Para nada, Padre. — se apresuró a contestar. — Haré lo que me has pedido. Con permiso. — se despidió educadamente.
El sonido de una puerta cerrándose, fue lo único que pudo escucharse en esa gran mansión. Gabriel suspiró mientras negaba con la cabeza. Tal vez, decepcionado de alguien... o de él mismo.
Por otro lado, Adrien se dirigió a dónde se encontraba la secretaria de su Padre y, a veces, su niñera.
— Natalie, — la llamó — mi Padre ha dicho que le envíes esto... — dejó el papel en escritorio — ...a Marinette Dupain, mi compañera de clase.
— Si, la reconozco. — contestó a secas, sin mirar la hoja todavía. De verdad que en ocasiones tenía la misma personalidad que su Padre.
— También dijo que se lo envíes con algo que tu ya sabes. — agregó.
— ¿Sabes su cuenta de correo?— fue directa.
— Si. — respondió luego de un suspiro. — Es marinette.dupaincheng@gmail.com
— Bien. — contestó al terminar de anotarlo en el espacio de Destinatario, sin darle más importancia al hijo de su jefe.
El rubio sabiendo que eso significaba que ya no lo necesitaría para nada más, se retiró hacia su alcoba sin decir nada.
— ¿Para qué eran las medidas de tú novia? — preguntó Plagg ya dentro de la habitación.
— Es la novia de Chat Noir. — aclaró.
— Tú eres Chat Noir. — lo contradijo.
— Si y no. — respondió cabeceando.
— ¿A qué te refieres con...?
— Sabes a que me refiero, Plagg. — lo interrumpió. Su Kwami asintió con una mueca. Claro que sabía el tema de su personalidad y que Marinette sólo se convertía en su novia cuando se sentía seguro y coqueto. Cuando se convertía en Chat Noir, en el Adrien que él deseaba ser. — Pero, sobre lo de las medidas, no tengo idea. — largó un suspiro mientras se acostaba en su cama.
Miró el techo y recordó lo que tuvo que hacer para tomar las medidas de la ojiazul. Se ruborizó al recordar cuando tuvo que tomar la medida del busto. Sus pechos no eran grandes pero no podía esperar más de una chica que recién salio de la primaria hace dos años. De todas formas, el rozar, sin querer, esa parte de su cuerpo lo hacía tener malos pensamientos.
Giró, acostándose boca abajo sobre el colchón. La imágen de su cuerpo desnudo de espaldas, llegó a su mente. Ese día... ¿Qué hubiera pasado si Tikki no hubiera aparecido nunca? ¿Qué hubiera hecho el con ella? ¿La habría contemplado hasta que se hubiera dado cuenta de su presencia? ¿O se habría lanzado contra ella en esos momentos por no contenerse?
Suspiró contra la almohada. Todavía la recordaba en esa posición. ¡Diablos! El corazón le volvía a latir fuertemente como esa vez. Se estaba excitando de tan solo recordarla. De tan solo recordar su cuerpo...
Agarró el cojín con ambas manos, con fuerza. Y gritó en el, sabiendo que lo amortiguaría.
— ¡Malditas hormonas!
...
La profesora dejó su maletín sobre el escritorio luego de haberlos saludado. La semana había pasado rápido. Ya era Viernes y, por lo tanto, el último día de clases. No iba a dejarles tarea para sus vacaciones ni nada por el estilo. Además, de que no sabía si el próximo año le tocaban ellos, nuevamente, como sus alumnos.
— Bien, muchachos. — empezó — Hoy, al ser el último día de clases, los dejaré conversar entre ustedes. — escuchó como muchos se alegraban — Siempre y cuando, no me molesten y estén tranquilos. — advirtió. — De otra forma, me veré obligada a empezar con repasos y pequeños trabajos para terminarlos aquí en clase.
Todos los demás respondieron con un “Esta bien” al unísono. La joven profesora sabía que cumplirían su condición pero siempre había que hacer un pequeña amenaza para estar segura.
— Entonces... Marinette, ¿verdad o reto? — preguntó Alya.
Los 4 amigos de las primeras dos filas de la izquierda del salón, matarían el tiempo con el típico juego de Verdad o Reto. Intercambiando los lugares para quedar en ambos pupitres, un chico y una chica.
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¿Y si huimos juntos? - MariChat // Segunda temporada de "Ella" //
FanficLuego de un par de confusiones y de un terrible ataque de celos, Chat Noir y Marinette Dupain empezaron a estar juntos. La joven pareja se unió con mucho amor de por medio. Pero ahora, algunas personas tratarán de separarlos para que ninguna pizca...