Capítulo 2

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Si, era lo que ella más quería.

Una patrulla estaba afuera de su casa pero la luz aún no llegaba a su habitación.

Ella confiada volteó para poder ver a el chico qué la estaba amenazando pero sólo podía ver una sombra gracias a la luz de la noche.

El chico se detuvo en seco cuando escuchó a los policías tocar la puerta de la casa.

—Ya no eres tan valiente, ¿Verdad? —Se burló Madison. El chico no respondió nada sólo seguía ahí parado— ¿Ahora qué harás, idiota?

Truenos se hicieron presentes en el cielo y la chica estaba un poco más confiada que antes.

La policía había llegado para llevarse al tipo que la acosaba. ¿O no sería así?

—Vamos, contesta. —Madison le habló a la sombra que se observaba—Ya no eres tan hombre, ¿Verdad?

Un rayo se presenció y notó que aquella sombra no era más qué un saco colgado en un perchero.

Su respiración se agitó un poco y cuando quiso correr, alguien la tomó por el cuello, tapando su boca.

—¿A quién le dices idiota, hermosa? —Susurró el chico en su oído— ¿Quién ya no es tan hombre? ¿Eh?

—¡ABRAN LA PUERTA!

—Si les dices que no pasa nada, prometo no hacerte daño.

Madison asintió rápidamente mientras el chico quitaba su mano con cuidado y aprovechó para poder gritar.

—¡AUXILIO!

—¡Cállate!

Inmediatamente le tapó la boca, pero era imposible resistirse a una mujer como ella y más si estaba casi desnuda frente a él.

—Eres tan hermosa, Madison.—Habló acercándose a su cuello.

Madison estaba sorprendida, ¿Cómo sabía su nombre? ¿Cómo había hecho para poder meterse a su casa?

El hombre sólo la llevaba de espaldas a la cocina, ¿Pero para qué?

Sin aviso previo las lágrimas se hicieron presentes en los ojos de la chica.

¿Ahora cómo saldría de todo ésto?

Tenía tanto miedo que sus piernas ya no respondían correctamente.

El chico tomó un trapo y de su campera sacó un frasco con un líquido dentro de él, mientras con la otra seguía tapandole la boca a la chica.

Era increíble la fuerza que tenía éste hombre para poder hacer ambas cosas sin que ella escapara.

Madison sólo trataba de correr, de salir de ahí pero él se lo impedía. Puso el líquido en el pañuelo y se lo acercó a la nariz.

Ella empezó a ver todo borroso, hasta que todo fue oscuro finalmente.
 
 

—¡AHH! —Madison se despertó con la respiración agitada— Aún es de noche, ésto sólo fue una pesadilla.

—Te equivocas, muñeca.

Mafia Riggs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora