-Luffy...- El aludido no respondía, el rubio se acerco a la cama del menor para remover su cuerpo que parecía completamente inerte, sumido en un sueño fuera de los normal el azabache había abierto los ojos apenas un poco para mirar con desinterés a quien le hablara antes de volver a cerrarles, removiéndose en la enorme cama con dosel para que el otro no le molestara, tenia sueño y quería dormir un poco mas.
Dejando el desayuno en su bandeja a un lado de la cama del menor, sobre la mesita de noche, el ojiazul fue subiendo a la cama de a poco, colocándose sobre el cuerpo de su pequeño hermano, tomando con su mano la mejilla del azabache con dulzura.- Vamos Lu, es hora de que tomes tu desayuno...- al ver que no había respuesta Sabo comenzó a bajar su mano por el rostro del chicho hasta rosar los resecos labios del menor con su pulgar, relamiéndose los propios hambrientamente, el moreno aun estaba en aquel estado semiinconsciente que el opio le provocaba, la noche anterior había sido especialmente cruel con su pequeño hermanito en cuanto a los dolores de la recesión y para calmarle había sido necesario inyectarle aquel "sedante" que le ayudase a conciliar el sueño y a calmar el "retorcimiento" que la metanfetamina comenzaba a causarle, sabía que no debía ser débil ante aquel niño, pero su suplicante carita de ángel siempre le ganaba a la razón, o casi siempre, siempre que sabía que podía permitírselo, mas aun cuando el muchacho usaba su "persuasión" de maneras especialmente deliciosas.
Inclinándose sobre el pequeño hasta alcanzar a rosar sus labios había podido sentir a este removiéndose bajo su cuerpo, reaccionando al instante en busca de contacto, al menos aquello lo tenía bien aprendido, si el rubio le buscaba de aquella manera no le convenía decir que no.- Sabo-nii... - el débil susurro al separarse de aquellos labios le había hecho estremecer de anticipación, apenas la noche anterior le había poseído pero ya le deseaba de nuevo.
-¿Si, Lu?- Apenas si podía disimular el deseo en su voz mientras besaba el cuello del menor con suavidad, haciendo que aquel comenzara a suspirar.
-¿Me darás mi premio si me porto bien?- jalando las sabanas y el pijama del chico había dejado al descubierto aquel hermoso pecho que a pesar de lo esbelto y frágil que se había vuelto seguía siendo igual de deseable, incluso más quizá, la piel macilenta y casi grisácea por la falta de sol y el efecto de las substancias psicotrópicas que mantenían al chico al borde de la inconsciencia era un lienzo mucho más llamativo para todas las marcas en tonos rojizos y morados que el rubio había pintado en su cuerpo con dientes y manos, incluso los pezoncitos ligeramente cafés resaltaban de manera hermosa contra aquella piel.
-Mmm... ¿Desde cuándo te has vuelto tan interesado cariño? ¿Ya no te gusta complacer a tu hermano?- Sabia perfectamente que si el moreno le permitía tocar su cuerpo era solo para que le procurase sus dosis pero la dulce mentira de que se le entregaba por amor era mucho más preferible, cualquier clase de amor, incluso el falso que aquellas substancias a veces le provocaban, el estricto control que mantenía sobre las substancia que el pequeño consumía no era casual, no permitiría que aquel llegase al punto en el que habían caído antes, no, jamás volverían a pasar por eso, tener al pequeño gritando desesperado por un gramo de aquellas substancias no estaba en sus planes de momento, prefería tenerle gritando por otras cosas.
-Lo siento... no... no quería decir eso...- la manera entrecortada y casi temerosa como el pequeño hablaba lejos de hacerle sentir culpable solo le estaba haciendo despertar aun más aprisa, sin delicadeza alguna había arrancado los shorts de la pijama ajena junto con su ropa interior, haciendo que el chico abriera bien las piernas antes de comenzar a palpar su entrada de manera descarada con un par de sus dedos, encontrando aquella aun húmeda con la esencia que dejase en el cuerpo del menor la noche anterior.- Ahhh...Te... Te amo Sabo-nii...- la dulce mentira le había hecho sonreír, al introducir sus dedos en el apretado interior había acabado derramando un poco de los fluidos que llenaban aquel menudo cuerpo mientras el menos comenzaba a gemir para él, si le amaba o no en realidad no importaba, entre el opio y las atenciones que le daba a su cuerpo el menor no hubiera podido resistirse así lo quisiera, porque cada sensación se veía incrementada inclementemente por aquella droga, y el estadio de somnolencia y sedación aun no se diluía por completo dejando al más joven reducido a un desastre de jadeos y gemidos que apenas si podía moverse en cuando comenzara a tocar su cuerpo.
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Una dulce mentira para dormir mejor.
FanfictionLas mentiras que nos decimos a nosotros mismos a veces superan a las que les decimos a los demás. Hay substancias altamente adictivas que pueden cambiar tu percepción del mundo pero también la vida que llevas... estas no solo te afectaran a ti si no...