De verdad verdad.

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Capitulo 3

De verdad verdad.

-A-ace.... mas... no pares, por favor...- el pequeño pelinegro bajo el bien formado cuerpo del pecoso se retorcía insistentemente en busca de mas contacto, con sus piernas enredadas en la cintura del moreno encima de él de manera necesitada mientras las manos del más alto a cada lado de su cabeza le hacían hundirse un poco en el colchón, sus propias manos asiéndose a los fuertes brazos de su hermano, hundiendo con mayor saña sus uñas en el brazo izquierdo del pecoso, de manera inconsciente quizá, arañando con inclemencia aquel maldito tatuaje que le parecía una vil burla mientras su hermano mayor se encargaba de fungir pobremente con algunas de las funciones que el rubio antes cumpliera. Muy pobremente quizá. Le gustaba lo que estaba sintiendo pero apenas si podía sentirle.

Sintió al pecoso liberarse del agarre de su mano derecha, aun cuando aquel comenzara a atenderle con la zurda no pudo evitar preguntarse si lo hacía para causarle algo más de placer o solo para que no siguiera arañándole el brazo, el sexo es en un gran porcentaje mental, igual que el dolor y el placer, eso decía Sabo siempre que le calmaba los dolores de aquella forma, siempre que le llenaba de besos y caricias para calmar sus ataques de pánico mientras él le golpeaba y mordía y arañaba, gritando y exigiendo por un dulce, uno solo y no volvería a hacerlo... aunque siempre volvía.

Su mente igual que su cuerpo estaban distraídos, los suaves gemidos a cada envestida eran más reflejos aprendidos que intención real, la sensación húmeda en su interior apenas si consiguió llamar su atención una vez la sintiera pero por la fuerza con la que el pecoso había apresado su miembro en aquella ancha mano el pequeño había podido al fin gemir más alto y correrse ruidosamente.

El placer ligado al dolor... se preguntaba si podía sentirle aun de otra forma.

Empujando a su hermano mayor el pequeño se había sentado en la cama sin mirar al otro, con el cabello cayéndole sobre la cara de manera sombría, acababa de hacer el amor con su querido hermano pero no había sentimiento alguno en aquello, se sentía vacio, correrse no era lo mismo que tener un orgasmo, lo sabía bien; no sabía si el pecoso había logrado alcanzar el clímax con aquello pero sabía que para él no era lo mismo, probablemente nunca sería lo mismo.

-¿Estás bien Lu?- las palabras cargadas de preocupación acompañadas de la gentil mano del mayor en su mejilla le habían hecho sonreír amargamente, no deseaba preocupar al otro, tampoco quería dificultarle la vida, había sido él quien le pidiera por aquella clase de atenciones, no tenía cara ahora para decirle que lo había detestado igual o más que si hubiera sido con un extraño.

-Estoy bien, solo...- "no eres él" la frase que quedara inconclusa no era difícil de interpretar, dolía para ambos, la mirada entre molesta y acusadora del pecoso le había hecho desviar la propia al momento.

-Lamento no ser el bruto violador que esperarías.- la amargura en aquellas palabras podía percibirla claramente y aunque entendía el enojo del otro no podía perdonarlo por aquello, no le gustara que insinuara siquiera algo malo de su otro hermano, el cuerpo de Luffy había actuado antes que su cerebro abofeteando al pecoso por aquel comentario, la mirada de ambos era furiosa, ninguno se disculparía, se conocían el uno al otro lo suficiente como para saber aquello al menos, a pesar de la distancia que se había creado entre ellos seguían siendo, probablemente, quien mejor conocía al otro en este mundo.

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//algunos años antes//

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Una dulce mentira para dormir mejor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora