Capítulo 1

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¿Alguna vez habéis dicho "Mi vida es una mierda"? "Ojalá fuera otra persona". Pues yo sí, y muchas. De pequeña tenía una vida normal. Tenía unos padres que me querían mucho, una vida llena de lujos, amigos,... bueno, en realidad solo tenía una amiga. Se llamaba Beth pero se mudo cuando teníamos ocho años y no he vuelto a saber de ella. En fin, todo era perfecto hasta que entré en el instituto. Yo creo que me miró un tuerto o alguien me hecho el mal de ojo porque mi maravillosa y tranquila vida se terminó en ese entonces. ¿Qué me pasó? Ahora os lo cuento pero primero me voy a presentar.

Mi nombre es Amanda y soy hija de James y Charlotte LiverField. Mi padre tenía una cadena de hoteles de lujo y digo "tenía" porque falleció cuando yo acababa de cumplir once años en un accidente de tráfico. Mi madre es la diseñadora de moda Charlotte Liverfield y ahora mismo todo el mundo quiere llevar sus diseños pero no siempre fue así. Os cuento lo que pasó:

Cuando papa murió, mi madre heredó la cadena hotelera y, como habréis deducido, en un futuro me pertenecerá a mí aunque yo no quiero dedicarme a eso. A mí me gustan más las ciencias... Pero no nos desviemos del tema, ya hablaré de mí más adelante. Como decía mi madre heredó la cadena de hoteles de lujo "Zafiro" pero cuando mi padre falleció no lo supo llevar bien, cayó en depresión y le dio por beber con demasiada frecuencia. Comenzó a aparecer en las revistas del corazón y se dio cuenta de que había manchado el apellido de papa. Para solucionarlo se casó con el ruso Sergey Kozlov, un importante empresario. Estuvo con él dos años pero se cansó y se divorció sacándole mucha pasta. Al ver lo que había conseguido siguió jugando al mismo juego, su vida se basaba en casarse y divorciarse dejando a sus exmaridos sin un duro, saliendo en las revistas de cotilleos, celebrando fiestas,...

¿Sabéis cuantos padrastros he tenido? Pues nada más y nada menos que cinco.

Ahora está casada con el multimillonario Richard Knight y con él llegó el éxito a la carrera de mi madre. No preguntéis por qué porque yo tampoco lo sé. "Pobre hombre,'" pensareis, pero tranquilos, de éste no os preocupéis que no se va a divorciar, sino que va a esperar a que la palme porque tiene casi noventa años y el pobre no se puede ni mover ya.

Mi madre cambió mucho. Dejó de preocuparse por mí, solo me quería para que apareciera en las fiestas que organizaba y que los periodistas nos sacasen una foto y vieran la familia "feliz" que somos.

En fin, como sabréis, ésta situación no pasó desapercibida entre los estudiantes. Todos sabemos que hay una etapa de la adolescencia en la que la gente se vuelve mala y se ríe de todo lo malo que te pasa. Cuando papa murió, los chicos de mi clase empezaron a llamarme "la huerfanita" (aunque no lo era, todavía tengo madre), y me trataban como a una apestada. Cuando mama comenzó a casarse y divorciarse ya no os cuento lo que me llamaban pero os podéis hacer una idea. No solo me insultaban o me hacían el vacío sino que también empezaron a pegarme, a romper mis cosas,..., es decir, bulliyng.

Se lo conté a mi madre pero estaba muy ocupada leyendo las revistas del corazón y buscando nuevos ligues, así que me limité a ignorarlos y a pensar que tal vez me lo merecía. Dejaba que me hicieran todo lo que querían. Al principio, intentaba defenderme un poco pero al ver que no conseguía nada dejé de hacerlo. Llegué a pensar que si no ponía resistencia tal vez se cansarían y me dejarían en paz pero eso nunca ocurrió.

A los dieciséis años, harta de todo, dejé de vestirme con ropa de diseñador y empecé a usar ropa ancha y barata, dejé de cuidarme y de aparecer en las revistas, no quería que los periodistas me reconociesen, lo único que quería era irme lejos, lejos de allí.

Dos años después lo he conseguido. Mañana es mi primer día de Universidad y estoy muy nerviosa. Por fin podré empezar una nueva vida alejada de esta pequeña ciudad que tan mal me ha tratado durante estos dieciocho años.

I wishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora