Capítulo 23

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Me levanto y me voy a mi habitación dejándolo plantado en la cocina. ¿Por qué nadie ve lo que veo yo? Es desesperante...

Me duele la mano y no puedo dormir. Mi cabeza no para de dar vueltas a lo que ha pasado... no se qué pensar... Si alguien se ha tomado tantas molestias para no dejar rastro será porque no quiere que nadie conozca lo que estaba ahí escondido. No debería darme por vencida... sin embargo, una parte de mí dice que es lo mejor. Si no hubiera vuelto aquí nunca lo hubiera encontrado, tal vez sea el destino pero... a quien pretendo engañar... aunque encontrara algo vinculado a la muerte de mi padre... ¿Quién me iba a creer a mí? Nadie...

Levanto la mano en alto y voy alzando los dedos mientras digo para mí misma: mi madre, Nicholas o Alex ¿Quién de los tres ha sido?... Me decanto por mi madre porque los otros dos, en fin, nunca conocieron a mi padre así que... una vez más mi madre ha vuelto a ganar. Probablemente no quiera recordar lo que pasó,... ella es así, para que remover las cenizas si todo está bien...

Veo pasar las horas en el reloj de mi móvil hasta que amanece. No espero a que mi madre ni nadie se levante, me largo de aquí, ya le mandaré un mensaje más adelante, total, no me va a echar de menos.

Cojo mi maleta y tomo el camino hacia el pueblo. La mañana es bastante fresca y hay un poco de niebla pero consigo llegar hasta la carretera sin problemas. ¡Por fin puedo rodar la maleta! Me estaba pesando mucho, el camino hasta la casa es de tierra y piedra, es decir, imposible llevar la maleta rodando. Bien, a partir de aquí solo me quedan unos veinte minutos a pie, tampoco es tanto ¿no? Camino disfrutando del paisaje y llenándome los pulmones de aire puro.

-Mmmm, que bien se siente uno. Una pena no poder disfrutarlo como se debería.- digo en alto aunque sé que estoy sola. Cualquiera que me vea pensaría que estoy loca pero que se paren a pensar un poco y se darán cuenta de que todo el mundo habla consigo mismo alguna vez.

Por fin diviso las casas del pueblo a lo lejos, ya estoy llegando. Miro el reloj, son las ocho... todavía queda una hora para reencontrarme con Ethan...

- Amy- oigo que alguien me llama a mi espalda. Me giro y veo a la espectacular de Sophie corriendo hacia mí. Lleva una sudadera gris larga con unas mallas negras ajustadas y un moño alto, ¡parece una modelo! Me pongo yo eso y en vez de una modelo parecería una autentica mendiga.

- ¿Qué haces? – pregunta cuando llega a mí.

- Pues...voy al pueblo ¿y tú?

- Yo vengo de correr, me gusta cuidarme.- dice mirándome de arriba abajo. Como si yo no lo hiciera, ¿qué se piensa esta?

- Muy bien.- le dedico una de mis sonrisas falsas y se forma un silencio realmente incómodo. Estamos solas, en medio del camino, a unos diez minutos del pueblo. Empiezo a mirar a mí alrededor. ¿Por qué no continúa corriendo?

- Oye... ¿te puedo hacer una pregunta? – dice al fin.

- ¿Una...pregunta?

- Si, es sobre Alex. – ahora me mira fijamente a los ojos como si quisiera leerme la mente.

- Ah, pues...

- ¿Qué le pasó ayer por la noche? - me corta - No quiso despedirse de mí, pasó de largo. Yo pensaba que le gustaba pero... no sé... Solo me besaba y me acariciaba y me hacía sentir especial cuando tú estabas delante. – dice apuntándome con el dedo índice - ¿Tenéis algo entre vosotros? Es eso ¿verdad?

- ¿Perdona? ... Para nada, entre Alex y yo la única relación que hay es la de... como lo definiría... personas que se odian que tienen que vivir juntas porque sus padres quieren casarse, es decir, nula. Nos llevamos a matar, no nos caemos bien mutuamente, esto ya viene de la universidad porque tenemos algunas clases juntos pero nada más. No tienes de qué preocuparte. Él tiene un carácter muy raro pero estoy segura de que si vas a verlo te recibirá con los brazos abiertos.

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