Seis Meses después
Sebastián se encontraba caminando cerca de su escuela con las manos en los bolsillos debido al frío.
Deben de estarse preguntando como se encontraba él después de lo de Jade. Pues, si omitíamos la parte en la que el amor de su vida lo olvidó por completo todo bien. ¿Le volvió a hablar? No. ¿La ha vuelto a ver? Tampoco. ¿La ha estado acosando? Menos. Prácticamente había intentado reiniciar su vida, aunque algo dentro de él sabía que eso era imposible.
En la escuela, todo mundo lo veía con lástima, y eso le parecía bastante cansado. Es decir, claro que estuvo llorando por meses pero después de todo este tiempo, entendió que llorar no iba a hacer que Jade recuperara la memoria, lo único que lograba llorando era perder el tiempo. Su madre le había recomendado ir a terapia, pero el obviamente rechazó esa oferta. En cambio, decidió comenzar a tomar unas largas caminatas solo para así poder pensar con más inteligencia las cosas que ese día le sucedían. Parecía un chico totalmente nuevo.
Pero no lo era.
Así que ahí se encontraba Sebastián, caminando al rededor de su escuela porque le quedaba cerca de su casa y tenía mucha flojera como para caminar más lejos. Ya llevaba aproximadamente una hora y media caminando, y en este momento ya se había aburrido.
Decidido a regresarse, se desvió para tomar el camino a casa, pero, unos gritos llamaron su atención. Se detuvo para concentrarse y los escuchó de nuevo.
Era una chica.
No, también había un chico.
Esperen, se escuchaban muchas personas.
Si no hubiera sido por el terrible aburrimiento que Sebastián tenía, le hubiera valido madres. Pero, hoy, justo hoy, ocupaba algo de adrenalina así que comenzó a caminar hacia el alboroto.
O mejor debería decir, correr.
Al llegar, resultó que no estaba tan lejos, estaba a la vuelta de la esquina. Literalmente. Entrecerró los ojos para ver mejor la razón por la que había una bola de gente gritando y entonces lo notó.
Era una pelea.
Un brillo apareció en sus ojos. Hace mucho que no participaba en una pelea, no podría ser tan malo. Se acercó completamente interesado en meterse de alguna forma, pero, al notar que tipo de pelea era, sus ganas se le quitaron.
Era un chico musculoso golpeando a un chico más delgado y bajito que él. El chico llevaba unos lentes que para este momento estaban quebrados, y sangraba por toda su cara. Esto era demasiado injusto. Todo mundo se dedicaba a ver la pelea aplaudiendo y apostando por el chico musculoso. ¿Acaso a nadie le importaba lo injusto que era?
Entonces fue ahí cuando lo notó: si había una persona a la que le importaba. Era una chica de estatura mediana, ojos miel, y cabello ondulado. Un chico enorme la agarraba de los brazos mientras ella gritaba que soltaran al chico.
Sebastián no lo podía creer. Se acercó más para verla mejor. ¿Acaso esa era...
-¡Si no me sueltas te voy a cortar los huevos, aunque realmente no creo que tengas! -gritó y eso confirmó el pensamiento de Sebastián, esa era Jade.
Inmediatamente sin pensarlo dos veces, se acercó al enorme tipo.
-Oye, deberías soltarla -intentó decir con el tono más amable que podía poner en esa situación. Los ojos del chico lo miraron con superioridad e ignoraron su presencia-. Acabo de decirte que la sueltes, imbécil -repitió y esta vez el chico si volteó.
ESTÁS LEYENDO
Mensajes con mi ex
Short Story❝Espero que ya me hayas eliminado de tu lista de contactos porque yo ya lo hice❞ ❝¿Quién habla?❞ #154 en Historia Corta 28/10/15 #112 en Historia Corta 31/10/15 #102 en Historia Corta 02/11/15 #88 en Historia Corta 04/11/15 #...
