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Comenzo el año y no he tenido un buen día. Solo he estado vagando de un lado a otro, con el corazón en la garganta y la cabeza hecha líos.
En épocas de guerra entre el corazón y la conciencia, consumo el café y el cigarrillo como drogadicto, la melancolía es el himno de mís madrugadas, y la agonía la canción favorita de mís tardes.
Sé que no podrá salir de mi boca que te olvidé, o que ya no te extraño. Aún estás presente apenas abro mís ojos, y al cerrarlos solo veo los tuyos.
No me diste nada, no me diste motivos, solo te extraño, solo te quiero demasiado.
Iré por las calles un poco roto, un poco dañado, con la sonrisa echa trizas, pasando los nudos en la garganta cada vez con más dificultad, con la mano en el bolsillo y en la otra un cigarrillo.
Reiré frente a todos para no llorar, para no demostrar que me estoy haciendo pedazos por dentro por tí, mientras te veo por ahí, siendo felíz.
Yo soy tuyo pero tú no eres para mí, siempre estuve ahí para tí, tenlo por seguro. Me domina la tristeza y la ira, eres prohibid.
ya alguien domina tus pensamientos y ese alguien no soy yo.
Me destroza el alma y la vida verte con él, sonriéndole, mirándole a los ojos de la forma que quisiese que me miraras a mí, sabiendo que ya ni una de tus sonrisas está dedicada a mí.
Quiero que seas felíz aunque me queme que no sea junto a mí. Solo me queda tratar de reírme y perder la mirada para no cruzarla con la tuya.
No puedo dejar de temblar al verte, no puedo evitar que el corazón se me quiera salir y quiera ir corriendo para sentir el calor que hace ya tiempo mis brazos no sienten, el calor de tus abrazos.
A veces solo quisiera sentarme en el suelo a llorar como niño pequeño, correr al vacío y susurrarle al cielo gritos, golpear el camino, hacerme trizas los nudillos, y en las noches poder dormir tranquilo.
