9#Encuentros Nocturnos

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Narra ____

No noté que estaba en la celda de Carl, lo juro, al llegar a mi celda, entré, cerré la cortina algo traslúcida de color verde manzana, mi favorito.
Me vestí con mi pijama estampado de conejos, era un camisón que me llegaba un poco más arriba de las rodillas, lo sé, vergonzoso, mi madre me lo regaló en mi décimo cumpleaños, con el propósito de toda madre, "Que dure por muchos años más" y así lo está haciendo.
Me recosté en mi cama, el tacto de la almohada contra mi mejilla, me hizo soltar un suspiro, en señal de relajación. Miré el techo, examinando las grietas y marcas que la humedad había dejado con los años. No lograba conciliar el sueño, el insomnio se había apoderado de mi por completo, mi garganta me decía a gritos que anhelaba un vaso agua, al instante le hice caso y bajé al comedor rápida y silenciosamente, era muy ágil.

Llegué al comedor en un suspiro, la oscuridad habitaba cada rincón de la habitación, sin dejar ver claramente, una silueta unos quince centímetros más alta que yo se encontraba a unos pasos de mí, tomé la linterna que se encontraba en la mesada, mi corazón latía cada vez más veloz, hasta que encendí la linterna y me calmé.

-Carl, me asustaste- dije largando en un suspiro todo el aire que había contenido. Él me miró de arriba a abajo, su sonrisa indicaba que iba a hacer un comentario perturbador.

- Me hubieses avisado que los pijamas de conejitos estaban de moda, me hubiese comprado uno- dijo sarcásticamente, me crucé de brazos y lo examiné, le devolví una sonrisa maliciosa y una mirada de completa satisfacción.

-Lo dice el que lleva un sombrero de Sheriff hasta para dormir- le dije señalando vagamente con un dedo el gorro que llevaba puesto. Me miró serio, se cruzo de brazos.

-Bien, estamos a mano- el contraataque funcionó a la perfección - ¿Qué haces aquí, a estas horas?- preguntó, cambiando bruscamente de tema.

- No puedo dormir, tenía sed ¿tú?- al recordar el hecho de que mi garganta seguía rogandome agua me dirigí hacia la mesa, tomé la jarra que se encontraba allí y la serví en un vaso, llenándolo hasta el tope.
- Yo tampoco logro dormir- dijo mirando como me servía agua, en dos largos tragos terminé mi vaso y lo llené nuevamente. Tomamos asiento y comenzamos a hablar por horas, luego fuimos a mi celda que tenía dos camas, Carl se fue a la que nadie usaba y yo a la mía y seguimos conversando sobre nuestras anteriores vidas lo que extrañabamos y lo que no, Carl me habló sobre su madre y su padre, iban a tener un bebé, lo felicité, no pude evitar imaginarlo siendo hermano mayor, llegamos a un acuerdo de confidencialidad sobre mi pijama, reímos y sollozamos gran parte de la noche hasta que nos quedamos dormidos.

Mi mente se relajó y se dejó llevar por la imaginación, dejándome comenzar a ver imagenes borrosas, hasta verlas nítidas, comenzando a soñar...

Sobreviviendo Por TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora