Tiempo de ir a casa

15 0 0
                                    


Al final de clases me senté junto a la entrada de la escuela, en unas bancas que estaban justo al lado. ¿Por qué estaba ahí? Pues, claramente estaba esperando a Leila. El sol estaba en su auge y yo estaba agradecido de que la banca estuviera bajo un árbol.

Suspiré, ya habían pasado 20 minutos y el calor era bastante como para estar más tiempo afuera, entonces vi salir a un chico que logré identificar de la clase de Leila y me acerqué a él.

̶  Disculpa, tú estás en la clase 3-2 ¿verdad?    ̶  le pregunté tratando de no sonar raro.

̶  Este... ¿sí?    ̶  me respondió algo confundido.

̶  Oh, ya veo... es que tengo una amiga en ese grupo ¿Acaban de salir? Llevo algo de tiempo aquí fuera esperándola    ̶  le aclaré al chico, ya que se veía algo incómodo.

̶  ¡Vaya! Ya me había asustado chico, pensé que querías ligar conmigo o algo, en estos días ya no se sabe Jajaja    ̶  dijo el mientras reía como si hubiera hecho la mejor broma de todas; yo le seguí el juego y forcé una risa algo fingida con esperanzas de que me respondiera lo que ocupaba saber.

̶  Bueno... la verdad salimos hace casi dos horas, la maestra tuvo una emergencia y se fue muy temprano, todos se fueron a sus casas, yo me quedé porque tenía detención en la dirección jeje    ̶  me respondió al fin con una risa algo torpe.

Le di las gracias algo decepcionado y el chico comenzó a caminar, rumbo a su hogar supongo yo.

Me daba una pereza enorme al recordar que no habría autobús escolar este día y que tendría que caminar hasta casa; no tenía prisa de volver ni nada, era solo que... el calor, era tan agobiante...

̶  ¡Ey! ¿Tú que haces aquí tan tarde? Son casi las tres ¿sabías eso?    ̶  escuché decir a una voz que a pesar de conocer desde hace tan poco tiempo, me resultaba tan familiar; no tenía dudas de que era ella. Me giré y entonces la vi.

̶  ¿Leila...? emmm... Te estaba esperando    ̶  le dije sonriendo. El sol estaba detrás de ella y me cegaba por completo, casi no podía distinguirla, pero era ella y estaba ahí, parada justo frente a mí.

̶  ¿Acaso eres tonto? ¡Te vas a deshidratar! ¿Por qué haces eso?    ̶  me cuestionó en un tono algo severo.

̶  Es que... No hay autobús de regreso y vamos hacia donde mismo, pensé que quizás esperarte estaría bien, para acompañarte y no caminar solos    ̶  le expliqué con algo de pena, aunque seguía pareciendo algo desconcertada.

̶  Pero ¿por qué a mí...? Acabamos de conocernos, además, ¡ni si quiera sé tu nombre!    ̶  exclamó, pero aunque pareciera extraño, ella sonrío mientras dijo todo eso, no parecía molesta ni incomoda al respecto.

̶  E-Eh... yo...     ̶  Me sonrojé al instante, ¿Cómo era posible que olvidara decirle mi nombre? Me puse muy nervioso y no sabía que decir.

̶  Oh dios... Es tan fácil hacer que pierdas la calma    ̶  justo tras decir eso, comenzó a reír y se sentó junto a mí.

̶  Me llamo Nicolás...    ̶  le dije tras unos segundos.

̶  Un gusto conocerte Nicolás... ¿nos vamos a casa?    ̶  me dijo mientras observaba la punta de sus zapatos, por un momento la noté algo triste, me daba mucha pena mirarla directamente, así que la observé de reojo y pude ver un par de lágrimas bajando por su mejilla.

̶  Oye...

̶  No es nada. ¿Nos vamos a casa ya?   ̶  dijo en cuanto empecé a hablar. Al parecer se dio cuenta que la vi llorar. Yo en realidad quería saber que pasaba, me preocupaba un poco que estuviera así, pero era cierto que aún no la conocía lo suficiente y no quise molestarla pidiéndole que me contara la razón de sus tristeza, ya habría un momento para eso.

̶  Está bien, vamos    ̶  me levante y le tendí mi mano para ayudarla a levantarse. Ella me sonrió y se apoyó en mí para ponerse de pie, se limpió las lágrimas y me dio un golpecito en el hombro.

̶  Gracias Nico...   ̶  me dijo finalmente y comenzamos a caminar, ya era tiempo de ir a casa.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 17, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El tiempo es...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora