Planteos de una adolescente

El mundo que todos compartimos

Últimamente miro a todas las personas cuando camino por la calle, cuando veo las noticias o simplemente cuando freno un segundo en mi día para saber qué es lo que me pasa. Me di cuenta que todos carecemos de paciencia, que reaccionamos mal ante cualquier situación. Todos están alterados, estamos enojados, de mal humor y susceptibles.
Yo pienso que las cosas están así, que todos estamos así, porque contenemos mucha ira dentro de nosotros, porque no decimos lo que nos pasa o lo que sentimos, porque dejamos que nuestros demonios tomen el control de nuestras acciones, en vez de frenar, respirar, exhalar, calmarnos y seguir. Pienso que el mundo seria un lugar mejor si discutiéramos en buenos términos nuestras diferencias, opiniones y desacuerdos, para liberarnos así de pesos en nuestras almas, liberarnos de poder decir todo lo que se nos pasa por la mente; pero no soltarlo así como venga, pensemos antes de hablar. Expresarse es un derecho, y uno de los mejores junto con el derecho a la libertad y el derecho a vivir. Ya que tenemos la genial oportunidad de poder decir todo lo que queramos, todo lo que sentimos, todo lo que creemos que es necesario decir, hagámoslo, pero hagámoslo bien, para no herir al resto y, en caso extremo, hacer que llegue a términos mayores y peores. Somos personas, sabemos hablar, sabemos hacer bien las cosas cuando nos lo proponemos. Yo no les exijo que cambien ya, de un día para el otro, pero si les pido que intenten liberarse de toda esa mierda contenida en sus almas, toda esa porquería que no deja que sonriamos y que estemos de buen humor.
No pretendo cambiar el mundo tampoco, pero si mejorar el de cada uno, para que, en algún momento, el mundo que todos compartimos, sea un mejor lugar para vivir y estar.