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Pov Guillermo.

3 años antes.

Estaba emocionado, alterado o nervioso, tantos sentimientos que juntaban en mi cabeza y mi cuerpo no era de ayuda. Cada parte de mi había anhelado esta noche, como si supiera de algún modo que este día llegaría.

Tranquilo es sólo una noche de amigos, me repetía mentalmente antes de salir de la habitación, apenas me había podido arreglar, estaba nervioso. ¿Pero porqué iba a estar nervioso?

Hey compañero ¿a dónde iremos?- vegetta me pregunto desde la sala.

Demonios, esa no la esperaba.

Conozco un lugar- le dije intentando sonar convincente.

Mentiroso- me dijo y sonrió- pero bueno, que puedo hacer, sólo te digo una cosa, si nos perdemos te mato- dijo en un tono burlón.

Así, ¿cómo?- le pregunte sin evitar reírme.

Te estampo contra la pared y cuando vea que no te mueves pues... - le interrumpí.

Llorarías por mi- le dije riendo más fuerte.

Están muy pero muy tonto- agrego ante de que saliéramos.

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Llevábamos una hora caminando y nada, no encontrábamos nada.

Ves te lo dije parguela- me dijo y me dio un codazo.

Rode los ojos.

A ver señor brújula, ¿dónde está el restaurante más cercano?- le dije serio.

Por favor me llaman el Brujuleta- me dijo y se señaló con sus dedos pulgares mientras sonreía triunfante.

Esto va a ser interesante.

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A ver Brujuleta donde está el restaurante- le dije aguantando las ganas de reír.

Paciencia Willy- me dijo poniendo uno de sus dedos en mis labios.

Bufe.

Caminamos dos minutos más hablando de banalidades antes de que llegara a nosotros el olor de la comida.

Ves te lo dije- soltó Vegetta y pasó su brazo por mi cuello, acortando paso entre los 2.

Nos acercamos a la entrada, el lugar no estaba lleno, así que nos atendieron rápidamente.

Ya viste chaval- me dijo señalando a la camarera, la verdad es que era bastante guapa la chica.

Sí, esta muy guapa- le conteste y baje la cabeza- ¿qué vas a pedir?- le dije para cambiar el tema.

Mmmmmmmmmmm, creo que una hamburguesa- me dijo mirando la carta.

Wow vegetta, creí que tu dieta no lo permitía- le dije en broma.

Bueno, hay que hacer excepciones- me contesto poniendo sus ojos sobre los míos y ¿tu?- me dijo cortando el contacto visual.

Creo que pediré lo mismo- le dije aguantando una carcajada.

Pasó la camarera y le dijimos nuestro pedido.

Pasamos una hora comiendo y platicando.

!80 dólares¡- dijo vegetta como si le dijeran que se quedaría Calvo.

Pero bien que nos la comimos- dije sacando la cartera 40 dólares.

Sí, pero sigue siendo mucho- soltó mientras sacaba el dinero de su cartera.

Lo que es aplicar la del partner- dijo antes de pagar la cuenta, no pude evitar reír.

Nos fuimos del lugar, Vegetta estaba un poco cabreado, pero se le fue yendo poco a poco.

Llegamos a un parque eran las 19:20 por lo que estaba oscuro, la única luz que teníamos era la poca que ofrecía el Sol... Y la del alumbrado.

Que bonita tarde, ¿no crees?- me pregunto.

Es muy hermosa- le dije.

Y muy romántica- me dijo acercándose a mi oído y acercando su cara a mi.

Sentía mi cara arder, como si prendieran fuego en ella, el rojo de mis mejillas hacían ver a los tomates pálidos. Reí para intentar disimular, Vegetta hace bromas de ese tipo, todo el tiempo, pero siempre funcionan conmigo.

El también soltó a reír, aunque mi risa era más bien nerviosa.

Seguimos caminando, hablando y por lo menos yo agradecí que la poca iluminación evitara que se viera mi cara en ese instante. Al poco rato encontramos un banco y nos sentamos.

Dime, ¿Cómo te sentiste al ser estafado?- me dijo y empezó a reír.

Te recuerdo que también te estafaron a ti- le dije mientras me reía.

¿No te cansas verdad?-  me dijo

¿De qué?- le pregunte, recuperando mi posición sería.

De ser tan tonto- me dijo y volvió a reírse.

Oye, ¿Qué hora es?- le pregunte un tanto alarmado por la hora.

Apenas han pasado 10 minutos desde que llegamos y ¿ya te quieres ir?- me dijo con tristeza fingida.

Sí- le dije divertido.

Si así es, lo harás sólo- me dijo haciendo un puchero.

Bueno, entonces adiós- le dije con fingida indiferencia.

Me pare del banco y decidí irme, aunque todo mi ser pedía a gritos el quedarse.

Oí cómo se paraba y me agarra el brazo, me voltea lentamente y siento sus labios posarse sobre los míos, encajaban perfectamente, eso era porque habían echo para encajar el uno en el otro.

Porque fuimos creados el uno para el otro.

TE AMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora