Querido espejo, que ves en él.
Oh reflejo de belleza artificial, con necesidad de mirar, no me ates más , que en fiel narciso me convertirás.
Vivo atada a ti, a una realidad falsa donde solo me conecto yo misma con mi cuerpo, rostro y alma, por raro que suene así es, al verme reflejada en ti veo algo que no muchos ven, veo la realidad mi realidad y no aquella que muchos te hacen creer, si no, me conozco y siento la maravillosa y nefasta necesidad de no despegarme de ti, buscando hasta el más mínimo defecto, fastidiosa necesidad de mirarme, observarme, criticarme, admirarme y odiarme. Veo en ti la pureza que puede expresar el alma con solo una mirada, la fragilidad que expresa un suspiro o expresión cansada. Veo la inseguridad que muestra ese gran abanico de pestañas levemente pintadas con una fina capa de mascada. Escucho por medio de miradas la respiración agitada, nerviosa y vulnerable de la persona al ser observada. Veo como cepilla esa sedosa cabellera tratando de eliminar toda muestra de impureza, como la agita tratando de captar miradas en ella, como lo peina una y tantas veces necesite para tranquilizar su alma, como pasa su manos por toda la extensión de dicha manta calmando todo sentimiento que en ella aparezca. Veo como sus labios emiten sonidos que ella calla, reprimiendo escasas y nobles palabras. como esconde con varias capas de bile sus inseguridades y espera que quien borre de este, se lleve con el todo sentimiento que la haga desfallecer.
Veo como aplica en ella una y tantas veces necesite aquel polvo, sellando todo producto aplicado, cubriendo por completo sus inseguridades y miedos, dejando en ella una mujer aceptada.
Veo como refresca su piel con una suave brisa, un dulce aroma rociando en ella todo aroma que le apetezca.
Pero al final del día se ve algo más en ella, si su realidad, su aceptación y comprendemos al mirarla desasiéndose de todo aquello, su espejismo atado a ella.
-Alexia Dattoli-
