Capitulo 8

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CAPITULO 8 

 

Amelia

Después de cenar, Nicholas se puso a revisar su correo mientras ella veía un poco de televisión. Aunque no estaba del todo concentrada pues de vez en cuando sentía que Nicholas la miraba y ella no podía evitar verlo de regreso. Sentía una atracción irremediable hacia él, no lo podía evitar mientras más trataba de alejarlo, más cerca se sentía de él, pensó en cómo se sintió estar en sus brazos en el avión, se estremeció, lo deseaba. De repente escucho el nombre su hermano, eso la distrajo de sus pensamientos. 

- Thomas Lima está de visita en Paris, con su prometida Kristen Lane, el día de ayer se veían realmente enamorados cuando visitaron la torre Eiffel- dijo el presentador y  empezaron a pasar fotos de Thomas con esa fulana. Frunció el ceño, seguía bajo se hechizo de esa pensó. 

-Se rumora que están a punto de anunciar su compromiso- comento el presentador y más fotos,  Amelia apretó los puños, sentía que se asfixiaba, nunca odio a nadie, pero lo que sentía por esa mujer estaba muy cerca.

Miro el televisor fijamente, preguntándose qué sucedería, si ella dijese la verdad, torció el gesto, no le gustaba esa opción, no era una figura pública como su hermano porque así lo había decido ella, pero alguien lo tenía que ser así que entre los dos decidieron que sería el. Todo el mundo creía que Thomas era el único dueño de su empresa, cuando ambos son socios igualitarios, por así decirlo. Apostaba que ni siquiera Kristen lo sabía. Decidió cambiar de canal no quería ponerse de mal humor. Se puso a ver una película.

Nicholas

Estaba tan bonita dormida, había durado muy poco despierta mientras veía la película. No podía apartar la mirada de ella, ella se removió incomoda en el sofá, dejando colgando un brazo, aunque dudo un poco decidió llevarla a su habitación. La levanto en brazos, olía de maravilla, ella escondió la cara en su cuello, buscando comodidad, ya en el cuarto el depósito suavemente en la cama ella se quejó un poco antes de acomodarse. La movió suavemente, quitándole el albornoz dejándola solo en un camisón, la miro de nuevo, estaba hermosa, se sintió malditamente afortunado de tener esa vista para él, la cubrió con el cubrecama.

Se cambió de ropa se puso unos pantalones grises, por lo general dormía desnudo, pero a ella no le gustaría eso, no, la conocía lo suficiente para saber que cuando despertara, con el solo hecho de tenerlo a su lado, se molestaría,  silenciosamente se acostó junto a ella con el torso desnudo, se acercó hasta envolverla en sus brazos, ella suspiro antes de girarse y envolverlo con uno de sus brazos, el aspiro su aroma y su cuerpo reacciono, la deseaba, y aunque esa noche no la tendría sabía que estaba muy cerca de tenerla.

Amelia

La luz del sol se filtraba por la ventana. Ella se removió, unos brazos la envolvían, se tensó. Abrió poco a poco los ojos y lo vio. Nicholas estaba envolviéndola con sus fuertes brazos, sin camisa, y con el rostro tan cerca del suyo. Él se removió también y la atrajo más a su cuerpo. Sus rostros solo estaban separados por 5 cm. Ella trago, era una situación difícil, como deseaba besarlo pero su conciencia le reprochaba que eso estaba mal. De repente él se movió de nuevo, una de sus manos quedo a la altura de una de sus nalgas, se puso más nerviosa de lo que ya estaba, su toque alteraba todas sus terminaciones nerviosas tanto que estaba mojada, muy mojada. No sabía porque no se apartaba y ya. Pero claro que ella sabía porque no lo hacía! sencillo !le encantaba esa situación. De repente el abrió los ojos, sonrió. 

- Buenos días preciosa- la saludo -dormiste bien?- le pregunto, no salían palabras de su boca, así que asintió. Él se acercó más a ella como si eso fuera posible. Dios podía sentir su aliento en su piel. Se inclinó hacia él, necesitaba besarlo.

- Amelia, que paso ayer?- se movió de sus brazos y se fue al baño. Estaba a punto de lanzarse a sus brazos, cuando el menciono lo del día anterior. Y Christopher apareció en su cabeza recordándole sus errores.

Nicholas

Maldición! Se le había escapado de sus brazos, la había tenido tan cerca, él había abierto la boca y arruinado el momento, pero el necesitaba saber porque estuvo llorando. Estaba duro solo de pensar su estuvo mano apoyada en el muslo de ella. De repente escucho su celular sonar. 

-Hola- contesto con cansancio.  

-Hijo estuve llamando a la oficina y no me contestabas, porque no me dijiste que viajabas a Los Ángeles- Amelia salió del baño camino a la puerta para salir de la habitación, él la siguió con la mirada, no podía dejar de mirarla, la deseaba. 

- Nicholas!- chillo su madre- me estas oyendo!- el intento concentrarse. 

- Lo siento me distraje- ella desapareció de su vista, deseaba seguirla. 

- Danna la hija de Max Powell estuvo aquí ayer, quería verte, me dijo que su padre estaba interesado en cerrar el negocio contigo- Max Powell su personal dolor de cabeza! Tenía metido en su bruto cerebro que él era un perfecto partido para su hija. Y aunque Danna es una mujer muy guapa, con un cuerpo que volvería loco a cualquier hombre, pero no a él. Hace mucho tiempo habían tenido una aventura y cuando todo termino ella había empezado a llorar, momento en el que decidió marcharse. Es por eso que se sorprendió cuando consoló a Amelia en el avión. El huía no consolaba. 

-Si ayer me llamo le he dicho que regreso el próximo viernes, hemos quedado en comer el fin de semana- su mama celebro. 

-Que bueno hijo ella es una buena muchacha- hay estaba de nuevo presionándolo- pero nadie como Keyla, has sabido algo de ella?- él se congelo porque tenía que mencionarla. 

-No, mamá me tengo que ir, te llamo luego- y sin más colgó. Porque la nombro!! Porque?? No necesitaba que nadie le recordara a la culpable de su miserable pasado.

Tiro su teléfono lo más lejos que pudo, estrellándose este contra la pared, tenía ganas de gritar de frustración,  pero antes de poder dar rienda suelta a su furia escucho un estruendo.. 

Amelia! Corrió, el pánico se apodero de el al pensar que a ella le hubiera sucedido algo... y la encontró rodeada de vidrios y con los pies descalzos, dejo de respirar, la miro de pies a cabeza buscando alguna herida.

-Yo..- dijo ella nerviosa mirándolo como si el estuviera molesto por haber roto el plato. 

-No te muevas!- le ordeno camino hacia ella, la alzo en brazos y la saco de la cocina, se sentó en el sofá con ella en sus brazos, apenas pudo empezó a revisar sus pies y piernas, pero gracias al cielo no tenia ni un rasguño.  

- Estas bien?- le pregunto una vez terminada la inspección, aprisionándola, embebiéndose de su olor.

-Si- dijo ella mirándolo - Lo siento yo no quería romperlos se me cayeron y..- ella lo enterneció de verdad pensaba que le importaban unos simples platos?.  

-Ya tranquila - se acercó más a ella en busca de su boca, nadie lo detendría de tener lo que quería desde muy temprano. 

Él se acercó a ella y cuando estuvo a punto de tener sus labios sobre los de ella, ella se levantó de su regazo. 

- Gracias por ayudarme, me cambiare quiero ir de tiendas, y arreglarme para esta noche- dijo todo apresurado, y sin más salió despavorida al cuarto. El la miro desaparecer en su habitación, dejo salir un gran suspiro de frustración, un simple toque y ya estaba excitado.

La Amante SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora