Me quedé apoyado en la ventana de clase, mirando como las gotas de agua chocaban contra los charcos y hacían ondas, observando como compañeros salían a la calle riendo, observando como chicas iban corriendo a abrazar a sus novios y como ellos las correspondían.
-¡Hey! -me giré hacia Hyungwon que me llamaba desde la puerta- ¿no vienes?
-Ir bajando, ahora os alcanzó-pensaba que me había quedado solo, pero Jooheon me puso la mano en el hombro.
-¿Estás bien? -no aparté la mirada de la calle.
-Si, supongo -agarré la mochila, me la eché al hombro y salí de clase.
-Wonho, ¿porqué no hablas con ella? A lo mejor no esta todo perdido -yo negué con la cabeza.
Llegamos a las escaleras que bajaban hasta la puerta principal, bufé al ver que el grupito de chicas pijas estaba allí hablando.
-Hola Wonho -una de ellas se acercó- que guapo estas hoy.
Entonces Mery pasó por mi lado, sin hacer nada, solo paso. No pude evitar clavar mis ojos en ella, como si eso solucionase nuestras diferencias... Solo había bajado dos escalones cuando una de las chicas la empujó.
-¡Mery! -dijimos Jooheon y yo al unisono.
Corrimos escaleras abajo para ayudarla, se cubría la cara con una mano y con la otra apretaba su tobillo.
-Mery ¿estás bien? -ambos la mirábamos con preocupación, pero ella no respondió a la pregunta de mi amigo. Yo no sabía que hacer, miré hacia arriba y vi como las chicas se reían, les dediqué una mirada de odio, aunque eso no sirviera de nada.
Me giré hacia ella y le quité la zapatilla, tenía el tobillo muy hinchado.
-Se lo ha torcido -saqué las llaves de mi coche y se las di a Jooheon- toma, esta al lado de la parada del bus, lleva las mochilas, yo la llevo a ella- así lo hicimos, cogí a Mery en brazos y la llevé hasta mi coche, fui lo más rápido que pude pero nos mojamos igual. La metí en el coche y miré a mi amigo- Nos vemos mañana ¿vale?
Me despedí de Jooheon y arranqué, durante el camino nade dijo nada, Mery iba detrás y yo no paraba de mirarla por el retrovisor. Estuve a punto de soltar un ''¿estás bien?'' pero no me atreví. Cuando llegamos la ayude a entrar en casa y se sentó en el sofá.
Fui por hielo a la cocina, me di cuenta de que probablemente ese era el mejor momento para hablar las cosas, quería volver a estar con ella, pero, por alguna razón, no me veía con capacidad suficiente como para luchar y demostrar que no la había engañado.
-Debe de quererte mucho-por fin pude volver a escuchar su voz.
-¿Qué?
-Tu novia, debe de quererte si es capaz de tirar a tu ex por las escaleras.
-Ella no es mi novia -puse un par de cojines debajo de su pie y coloqué el hielo en su tobillo.
-Ay!
-Lo siento.
-No pasa nada, no me has tirado tú.
-No, no es por eso -la miré- tenía que haber sido claro con ella desde el principio, yo estoy... estaba, contigo y... no te merecías eso.
A Mery le costaba aguantar la miraba a cualquiera, pero sobretodo a mi, bajo la cabeza y abrió la boca, pero no la dejé hablar. Me abalancé sobre ella y la besé. La besé como lo había hecho las noches que pasamos juntos, como lo hice la primera vez y como espero hacerlo mucho tiempo, con pasión. Para mi alegría ella me siguió el juego, subió sus manos hasta mis hombros, yo acaricié sus muslos haciéndola suspirar y olvidándome por completo de que tenía mal un tobillo.
Sentir de nuevo sus manos recorriendo mi espalda y acariciando suavemente mi pecho me hizo sentir en la gloria.
-te quiero -me paré y la miré.
-Yo también te quiero. No sabes cuanto deseaba estar así contigo otra vez.
-Va a haber muchas más veces, te lo prometo.
FIN