Crecer

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Me levanto y ahí está otra vez,

como siempre desde aquel día,

creciendo callada y sin pedir permiso.

Crece, como las arrugas en los espejos rotos,

como el eco de las sombras en los ojos.

Crece, como los recuerdos en la billetera,

como el ruido seco de nuestra tierra.

Crece, como el acento grave de la vagancia,

como la intangible caída de la ignorancia.

Crece, como el impreciso declive de la columna,

como el inapelable olvido de lo aprendido de alumna.

Crece, como la calvicie de las arboledas,

como la corrupción de las clases longevas.

Crece, como las incumplidas promesas del tiempo,

como las notas suicidas que nos fue dejando el viento.

Crece, como todo aquello que ya no se escucha,

como las mentiras piadosas que guardan las huchas.

Crece, como los sinsabores del estómago ajeno,

como lo que cuesta tener el depósito lleno.

Crece, como la cantidad de solitarios mal acompañados,

como las risas falsas y los chistes malos.

Crece, como la sangre y las lágrimas en los noticieros,

como el polvo invisible de los cementerios.

Crece, como la angustia inamovible de nuestra alma,

como los sobresaltos de un aparente mar en calma.

Crece, como el murmullo inherente a la responsabilidad,

como los ahogos dictados por la sociedad.

Crece callada y sin pedir permiso,

como siempre desde aquel día,

y yo, hoy, con la cuchilla en la mano,

vuelvo a afeitármela...

Silencio, un poema...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora