A veces miro hacia atrás, a la mochila de mi espalda,
y observo los sueños que guardo en ella, rotos y destruídos.
Luego miro al frente, sigo caminando, sin caerme, sin tropezar.
Continuo, miro a mi alrededor y descubro más caminantes,
más mochilas en las espaldas, pesadas, grandes.
Miro sus ojos, sus caras, sus manos, también rotos y destruídos,
y nunca me pregunto por qué esos sueños no se han cumplido,
sino por qué se tuvieron.
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Silencio, un poema...
PoesíaLa poesía, con humor, sentimiento y crítica social. Directamente de las entrañas.