*Capítulo 1*

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-Cógelo... Cógelo... Cógelo...- por mucho que le ruegue al maldito teléfono que tengo entre las manos, no doy conseguido respuesta del otro lado- ¿¡Mierda Alex quieres coger el móvil!?- grito alterada al ver que me salta el contestador automático.
Lanzo el aparato al sofá y, después de soltar un grito tan alto <que hasta creo que me ha escuchado el chico que vive en el último piso> el móvil empieza a sonar. Me tiro en el sofá como un animal atacando a su presa y, nada más cogerlo, empiezo a gritarle.

-¡Alex, maldita dormilona! ¡Te dije que hoy tenía una entrevista de trabajo muy importante y que tenías que llevarme! ¿¡Se puede saber dónde estás!?

-Primero: llevo despierta tres horas. Segundo: no hace falta que grites, te escucho perfectamente. Tercero y último: estoy en la puerta de tu casa- me explica tan tranquilamente con su dulce voz estresante.

-¿¡Cómo que estás en mi puerta!?

-Llevo 15 minutos esperando a que salgas- abro los ojos como platos. Sin poder creérmelo, cojo mis cosas y salgo del piso, encontrándome a mi "querida amiga" enfrente mía.

-¿Por qué no me cogías el teléfono?- pregunto un poco más tranquila.

-Porque quería averiguar cuanto tardabas en darte cuenta de que estaba aquí- dijo sonriendo- ¿En serio no escuchaste mi móvil? ¿No te diste cuenta de que cada vez que me llamabas sonaba mi tono de llamada en mitad del pasillo?

-Ahora que lo dices...- es cierto que escuchaba algo de ruido fuera de mi casa, pero no estaba prestándole mucha atención- Pensaba que era el vecino...- No digo nada más. Me quedo callada y bajo la cabeza avergonzada, consiguiendo una gran carcajada que proviene de mi amiga.

-JAJAJA Eres tan tonta que me pareces hasta mona JAJAJA

-¡DÉJAME EN PAZ! ¡Fuiste tú la que se quedó en la puerta sin hacer nada!- le recordé.

-Cierto ¿pero cómo querías que llamara sí el timbre de tu puerta lleva dos semanas estropeado?- y ahí es cuando cerré la boca otra vez, puesto que tiene razón.
Lleva días diciéndome que tengo que arreglarlo, pero siempre se me olvida.
Le acabo de echar una bronca porque se olvidó de mi entrevista, cuando soy yo la que siempre me olvido de todo y es ella la que me lo recuerda. Sino fuera por Alex mi vida sería un caos.

Mientras que ella se ríe y yo me convierto en un tomate andante, llegamos al coche patata de mi amiga. Lo llamo así porque es pequeñito, redondeado y con muchos bultos al igual que una patata, además, es de un color beige muy feo.
No me puedo quejar, puesto que el coche no es mío y que me sale gratis ir a los sitios gracias a él. Pero he de reconocer que me gustaría que Alex lo cambiara, o al menos el color.
Subimos al cochazo y nos ponemos en marcha, ella conduce y yo le hablo. A eso le llamo yo trabajo en equipo.

-Y bueno Eri... ¿Qué vas a hacer?- me pregunta después de un rato sin hablar nada interesante. Miro a la gente pasar y me quedo callada.
Sé de que habla, se refiere a mi "trabajo".

Hace ya mucho que busco algo interesante, pero no encuentro nada que me llame la atención.
Soy diseñadora de ropa y muy buena, o eso dicen los que han visto mis trabajos. Muchos diseñadores y compañías de ropa se han interesado en mí (y algunos son muy famosos) pero no me convencen. Todos me ofrecen lo mismo: dinero, mucho dinero. Piensan que con eso me pueden ganar, pero eso no es así. A mí no me importa el dinero ni nada por el estilo, lo que yo busco es alguien que me dé libertad a la hora de diseñar y que me trate bien y con respeto. Con solo eso me conformo. ¿Es tanto pedir?

-¿Eri?- Alex me habla y vuelvo a la vida real, dejando atrás mis pensamientos- Estamos llegando y aún no me has contestado.

-Lo sé- dije apoyándome por completo en el asiento- Ya sabes lo que quiero...- le recuerdo, puesto que ella es la que más me conoce- Solo quiero libertad para hacer lo que a mí me gusta... ¿Tan difícil es?- le pregunto algo cansada, aunque sé que ella no me dará ninguna respuesta a mi pregunta.

Mis sueños...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora