Cápitulo 1

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RING! RING! RING! RING!...

-¡Maldito reloj! ¡¿Quién te mandó a funcionar tan bien?!- grito, pegándole como puedo a ese aparato insufrible.

Si, definitivamente odio despertarme temprano, seguramente deben ser las seis o seis y media de la mañana, mi mamá siempre me acomoda la alarma una hora antes a lo que le digo, no se para qué lo pone tan temprano, si a la escuela tengo que llegar a las ocho, pero ella es asi, pretende que me quede arreglandome una hora como mínimo en el espejo o que me vista bien, aunque sabe que es imposible, en ese sentido nací fallada, nunca va a cambiarme.

Quiere que sea como ella, una mujer elegante, pero no tanto, digamos que con el toque justo, con un cuerpo escultural, aunque ya está en sus cuarenta y tantos, y siempre, pero siempre, maquillada.

Otra cosa que odio es el maquillaje, no entiendo por que la gente se lo aplica solo para impresionar a los demás, yo siempre pense que la gente tiene que quererte u odiarte por lo que sos, no por una máscara que te pones en la cara, la marca con la que te vistes, en que tipo de casa vives o por tu apellido, si te juzgan, que lo hagan por lo que realmente sos, ¿no?.

Me siento en mi cama y estiro mi brazo derecho hacia el cabezal de la cama, para poder agarrar mi baston, no quiero pasar al lado de la escalera y correr el riesgo de que la puertita este abierta.

Me levanto de la cama con un gran bostezo, nunca me voy a acostumbrar a estas horas de la mañana.

Con cuidado me dirijo al baño, que esta cruzando la escalera de la planta alta.

Cuando llego a el agarro la ropa que mamá me deja preparada todas las noches en una mesita junto a la puerta del baño, me aseguro de que halla agarrado la ropa correcta, unos shorts desgastados y una remera bastante grande, que me tendria que tapar casi todo el short.
Por debajo de la mesa encuentro mis converse, unas de las tantas que tengo, soy una adicta ya lo sé.

Entro, hago mis necesidades, me baño y al acabar me pongo la ropa y me seco un poco el pelo, cuando ya estoy lista me quedo mirandome en el espejo, gracias a mi mama y a mi mejor amiga se que el rostro que se refleja en el tiene una cabellera rubia con las puntas teñidas de turquesa, que resaltan mis ojos, que son de un tono verde en el centro que se van tiñiendo de un celeste bebé en el borde.

A veces solo me quedo asi por minutos, pensando qué hubiera sido de mi si no hubiera sucedido ese accidente, el cual destrozó a mi familia por completo, mi papá perdió una pierna, la cual es suplantantada por una ortopédica, mi mamá perdió un 50% de su olfato, mi hermanito fue el que no quedo con secuelas, pero si que en su momento la paso mal, muchos de sus huesos se quebraron ese dia y estuvo internado por mucho tiempo para la recuperación de la sencibilidad de su cuerpo, y yo, bueno yo quedé cien por ciento ciega.

Lo que más duele no es eso de no poder ver nada, bueno puede que si, mi hermano ya debe de estar grande y debe de ser un bombón, lo se porque de chiquito era hermoso, y no voy a poder ver a las chicas que tenga que mandar a la mierda ya que persiguen a mi hermanito, pero bueno, como decia, duele sentir cuando camino por los pasillos de mi escuela junto con mi mejor amiga Juliet, a la que llamo Julls, a mis compañeros cuchicheando entre si, "ahí está la ciega" "mirala pobre" "¿vamos a hacerle alguna broma luego?" Y eso es poco no tienen idea la de cosas que dicen de mi, es horrible que cada vez que me hablan se sienta el desprecio de algunos y la compasión de otros por debajo de sus palabras.

Pero bueno, yo siempre intento no escucharlos, o por lo menos engañarme a mi misma pensando que no lo hacen a propósito, aunque bien se sabe que si lo hacen adrede, trato de seguir mi vida sin escucharlos.

Decido que es hora de bajar a desayunar, ya estoy empezando a escuchar los gritos de mi mamá por toda la casa.

- ¡Mamá, ayúdame a bajar!- le grito desde el borde de la escalera.

Amor a ciegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora